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miércoles, 11 de marzo de 2015

La red de espías, a punto de salir a la "superifice"

Otra vez que el ministro de los Interiores -Jorge Fernández Díaz- ni se entera; bueno, sí, como siempre, por la prensa. Tenía que montar un kiosko. Y nosotros ya lo dijimos en cuanto que se empezó a hablar del caso: esto tiene todos los "ingredientes" de una novela negra, pero de las de blanco y negro en la gran pantalla. Quien realmente nos estaba dando la pista, y nadie quería hacerle caso -eso son niñerías, decían-, era sin lugar a dudas "elPequeñoNicolás". Ese sí que sabe, y nos envió a todo el país un mensaje -eso sí- subliminal, cuando juraba y perjuraba que él había estado en el ático marbellí de Ignacio González -a la sazón presidente, por ahora, de la Comunidad de Madrid-, en el "cumple" de una de sus hijas.

Aquí se está fraguando tal que en cuanto que comiencen los "cánticos" de algunos, otros van a tener que salir por pies. Ya ven ustedes adónde nos lleva el humilde ático de dos plantas, de quinientos metros cuadrados, en una modesta ciudad como es la de Marbella. Total cientos y cientos de turistas al año, incluidos los "maarajás" esos de las arabias de "pallípallá". Lugar exclusivo.
En fin, que si el inmueble es de Ignacio González, que si es alquilado. Que si González acusa a dos inspectores de policía de chantajearlo. Que si los polis dicen que mentira de las más gordas y filtran unas grabaciones en las que demuestran todo lo contrario. Que si González se queda -por todo ello- fuera de la candidatura del pepé a la Asamblea de Madrid -aunque se iba a quedar de todas formas, porque la suerte estaba ya echada-. Que si el director general de la Policía, Cosidó, tampoco se había enterado de las grabaciones, porque, claro, el de los Interiores se resiste a abrir un kiosko y no pudo comprar la prensa. Que si ahora uno de los polis implicados -un tal José Manuel Villarejo- tiene un montón de empresas, con un montón de "pasta". Quien los entienda que los compre, y, si no, que venga Dios y lo vea.
!Bueno, bueno, bueno! Ahora comienzan las pesquisas. A ver quién investiga a los investigadores. El ministro seguro que no, porque ni se entera; el director general de la Policía, tampoco, mientras el ministro no abra un kiosko, "nadená". Pero, me parece a mí que es algo tacaño, el ministro, digo, como para arriesgarse a abrir un negocio.
Aunque lo cierto es que aquí se está librando una dura batalla entre funcionarios del Estado, con destinos en sitios cable, o como se dice para darle aparatosidad, en sitios "sensibles" de la seguridad del Estado. En una facción, los seguidores del ya citado Villarejo, de la Dirección Adjunta Operativa, y, en la otra, el comisario de Asuntos Internos de la Policía, Marcelino Martín Blas. El primero está citado a declarar por el juez en el caso de "elPequeñoNicolás", mientras que el segundo fue el que acudió a la comisaría en la que se retuvo por primera vez al "beyby", para decirle que menuda "lasarmao", chaval. Ellos sabrán.
La cosa tiene "muchamiga". Y en las Fuerzas de Seguridad del Estado ha saltado la alarma, acompañada de pánico, por el temor a que con todo este batiburrillo puedan salir a la "superficie" agentes que operan con empresas encubiertas como tapaderas para objetivos policiales. Es decir, como en las películas de guerra, que se queden con el serete al aire todos los agentes/espías especiales, o sea la red, pero no la de Internet. Y esperemos que no haya tiros. Para pararlos ya está "elPequeñoNicolás". Y todo por un ático y un "cumple". O no. El horno no está para bollos. Pues, no.

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