Podemos quiere hacer callar al disidente

Ya le dicen a Monedero, desde la cúpula, los de Pueden que "se podía callar". Algo así como el Rey -el mayor, Juan Carlos, pero el monarca, no el "telectual", Monedero- le dijo a Chaves en aquella reunión: ¡Por qué no te callas! No deja de ser curioso, ellos que trabajaron para Chaves y Maduro, ambos dos los de Venezuela. Es que les ha cabreado mucho que, elDisidente -como ellos mismos lo llaman- esté sacando la lengua a pasear y los ponga a caer de un burro; vamos, tocando las pelotillas. Pensaban que Monedero se había vuelto a refugiar en el Metro de Madrid, a reflexionar. y que por allí se perdería.

Pero no cayeron en que ahora ya comienzan los calores en los túneles y que cualquier excusa es buena para que elDisidente emprenda una nueva acción, una guerra, una nueva cruzada, aunque sea contra el propio partido. Es porque él es así, no tiene maldad, el hombre, y si no hay una guerra en la que enzarzarse, pues se la inventa. Lo que sucede es que no sabe, a veces, si la batalla la emprende contra el bando adecuado o el equivocado.

Es que ha dicho elDisidente que la "moderación poder desarmar a Podemos". Si es que está clarísimo, en cuanto oye hablar de armas ya le hace falta tiempo para poner a las tropas en formación, aunque cuando mire para atrás no haya nadie. Además, se despachó a gusto con el pesetero, elErrejón, y su aliada de partido -ahora la número tres- , Carolina laBescansa, que, al fin y al cabo, ha subido en el escalafón gracias a su "disidencia". Que no hay mal que por bien no venga.

Pues al que tampoco le han sentado nada bien estas manifestaciones de elDisidente -fruto de unos días de retiro y profunda reflexión por los túneles del Metro- ha sido al jefe, elBarredor. Tampoco es de extrañar, porque últimamente está muy susceptible -y muy desmejorado- y todo le sienta mal. No aguanta a Rajoy, al que llama cobarde, gallina capitán de las sardinas, porque no quiere platicar con él; no se da cuenta de que las gallinas no son cobardes, que son más bien zorras y esa es la razón por la que los zorros acuden a los gallineros. Tampoco soporta a la "pepera" laEspe, a la que califica de "condesa de la corrupción" -¡Jesús!-. No digamos ya a alBerto, que si es el recambio del cambio o que todo siga igual, y eso que últimamente les está haciendo grandes favores. Pero "ná"; él contra el mundo y contra Pedro Sánchez, también. Parece que como que quiere decir !Dehajjmesolo, coño, que me lo zampo entero! Cómo estará que hasta los de Bildu dicen que no van a querer saber nada de él.

La verdad es que elBarredor está para pocas bromas. Las encuestas se le atragantan, y ni tan siquiera se dignó acudir a la Puerta del Sol el día del aniversario del 15M. Otros asuntos de palacio, que van despacio, se lo impidieron. La agenda es la agenda, y si es electrónica no hay disculpas, porque avisa y avisa. Lo que es el poder; eso que todavía no lo tiene.

Miren si está susceptible e inapetente, que tampoco le gusta -pero nada, nada- el que pretende ser el himno del partido. Dice que no y que no; seguro que lo considera -aunque no lo diga- una  "pachangada", como calificaba él -el mismo que viste y calza- al nacional de España. Menuda decepción se ha llevado el compositor, Joe Crepúsculo, que en realidad, el barcelonés, de 34 años, se llama Joel Iriarte, más conocido como Crepus en su ambiente musical. Confía, no obstante, el autor como se llame, que le terminará encantando al jefe, porque aunque diga que no le gusta la sintonía -¡qué "fisno", si es que entiende de "to"!- en cuanto la escuche trece veces -que, al parecer, está así estudiado- lo terminará aceptando.

Lo que no entiendo es por qué no le gusta ya, si a poco que lo promocionen se convierte en la canción del verano y en la primera de "los cuarenta". Pero, ya digo, está insoportable, irascible. Y eso que ya ha logrado tener un partido y ser el "mandamás", ha constituido una Fundación y tiene una publicación propia. Y, ojo, sale en las "teuves". Como quien dice, casi casi como los demás, con todos los pros y los contras. "Igualico". No sé de qué se queja.