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sábado, 30 de mayo de 2015

Visca España, mal que les pese

Ya les vale a esta gente. Tienen mala entraña. Y, en el fondo, qué quieren que les diga, pues que un poquito sí que cabrean. La "pitada" de esta noche en el Campo Nuevo del Barcelona al Himno de España ha resultado espectacular. Los prolegómenos de la final de la Copa del Rey de fútbol, con Su Majestad presente en el palco de honor, han sido todo un espectáculo vergonzoso, que ha trascendido nuestras fronteras. Por unos energúmenos nos juzgan a todos los españoles. Pero, esto no puede quedar así, como si nada, como ha ocurrido en otras ocasiones. De esos barros, estos lodos.

Aquí hay inductores al hecho -se sabe bien quiénes son, porque han repartido miles y miles de silbatos para que esto se produjera: organizaciones independentistas-, hay clubes implicados -que han utilizado en más de una ocasión a sus equipos de fútbol como referentes del independentismo-, pero también hay leyes con las que penar estas actuaciones y hay tribunales para aplicar Justicia. Están todos los ingredientes. Pues, aplíquese la Ley, como diría Chávez, el amigo venezolano de elBarredor, quien, por cierto, considera que el Himno de España es una "cutre pachanga fachosa". Por educación y respeto, me callo lo que el sentimiento y el cuerpo me piden que diga.
No deja de ser gracioso que el Defensor del Ciudadano de Cataluña haya trasladado  la Fiscalía General del Estado y al Defensor del Pueblo de todos los españoles el pasaporte -la guía- de un caballo de Ciudad Real, al que se le da el nombre de "Catalán de mierda". Oigan, que ha sido conocerlo y reaccionar; como quien dice, todo en uno y en un "santiamén". Menudo, el hombre-defensor, no ha vacilado en considerar el hecho de "xenófobo" y de apreciar que el lenguaje utilizado puede constituir un delito de "incitación al odio". Rafel Ribó, que así se llama este buen paisano, que sabrá de "la pitada", seguro que se ha ido a dormir ya, y, como mañana es domingo, pues, para el lunes, que habrá que recordárselo, porque ya no se acordará de lo que pasó el sábado. Ahora, "quepaqué", a lo hecho pecho, y tampoco hay que se tan "timismiquis". ¡Pues, nada, señor Defensor de los suyos, que empiece usted bien la semana!
Tampoco es de extrañar su actuación -la de esa pobre gente, que es lo que son, al fin y al cabo, y la del Defensor catalán-, cuando como paradigma a imitar tienen a la pretendiente al trono del Ayto. de Barcelona, Ada Colau. Para esa señora, eso es libertad de expresión. O sea, que no sabe lo que es la velocidad ni el tocino, ni tan siquiera quién es la madre de la cordera; es más, dice que eso servirá para hacer pensar por qué se ha producido el hecho. A esta le da igual "só" que arre; denle una señal de stop y, ¡ale!, a gritar, que son dos días.
Nos gustaría confiar en que se cumpla la advertencia del presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, quien dijo días atrás que habría sanciones si había pitada. ¡A ver si es verdad! Aunque, como siempre, el asunto quedará en agua de borrajas.
Si es lo que digo -igual que otros muchos, amantes de nuestro país, llamado España-, si los equipos saben que eso va a suceder -"la pitada"-, con lo que de ello se desprende como mensaje de los propios clubes, que no se apunten a jugar esa Copa, que se tomen unos chatos con unas tapas y a disfrutar de la vida. Y si quieren, que lo complementen con un campeonato de "mus".

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