Dícese de los leoneses que son “cazurros”; unos, lo admiten; otros, no. En lo
que sí están todos -estamos- de acuerdo es que, al final, “siempre tienen la
razón". Los leoneses ayer tuvieron una
vez más la razón. En el estadio “Reino de León” exteriorizaron los leoneses el sentimiento
de muchos, muchísimos españoles dolidos, ofendidos y vejados por los
aficionados asistentes a la final de la Copa del Rey de fútbol. La “pitada” al
Himno Nacional de España, ante el Jefe del Estado, el Rey, la sonrisa cómplice
del delincuente Arturo Mas y la pasividad de las autoridades deportivas y
civiles españolas, hizo mucho daño. Los de León, como dice el dicho, tienen, una
vez más, la razón.
Es que parece que no se dan cuenta algunos –o quizá es que son muy cortos-
de que los pitidos al chulesco Piqué en su salida al campo y cada vez que
tocaba el balón, además de para él eran extensivos a todos aquellos que pitaron
al Himno Nacional de España –el de todos los españoles-, y, por extensión, el del
propio entrenador de la Selección Española de Fútbol y todos los responsables –incluida
la deleznable Comisión Antiviolencia-, que permitieron que aquella “pitada” se produjera,
y sin consecuencia alguna. Los de León tienen la razón. Tuvo que ser así
Ha habido algunos gacetilleros y “alcachoferos” que han tratado de ocultar
una realidad que estábamos viendo y escuchando todos en directo. Este hecho es
grave –yo que sus jefes me lo pensaría- y recibe el calificativo de
manipulación, o más bien de burdo intento de manipulación. Manipular es un arte,
reservado a gente inteligente, y de esa materia gris se les vio bien carentes a
los dos comentaristas del encuentro en la televisión que lo retransmitía. Estos
querían hacernos creer que los pitidos de los leoneses a Piqué tenían su origen
en los comentarios que éste hizo sobre Cristiano Ronaldo y su fiesta. Y no,
hijos, no; que no somos tontos, que sabemos lo que queremos. El portugués ya es
mayorcito para defenderse el solo. Los leoneses le pitaban por vestir la
camiseta de la Selección Española, cuando se ha declarado abiertamente
partidario de la secesión de Cataluña –de hecho, votó y apoyó la pantomima del
9M, junto a otro que tal baila, su compañero Javi- y en ningún momento repudió
la “pitada” al Himno de España. A eso es a lo que pitaban los leoneses, por si no
se han enterado todavía esos dos aprendices de manipuladores, que quizá padecen
el “síndrome Estocolmo”. Pobres, quizá estén enfermos. Pero, lo cierto es que
los de León tienen razón.
El que también trataba de aparentar que el asunto no iba con él era el propio
jugador. De manera chulesca trataba de relacionar los pitidos recibidos con su
“broma” sobre Ronaldo. En ningún momento hizo alusión a la “pitada” en el Campo
Nuevo del Barcelona ni de sus actitudes independentistas. Y, dice, además, que se lo pasa bomba. ¡Coño, claro, normal!
Es como el que dice llámame tonto, pero dame de comer. ¡La “pela” es la “pela”!
Ahora que buenas carreras se dio el hombre por el campo, abandonando su sitio,
la defensa, para ver si metía un gol y acallaba a los indignados aficionados.
Pero, le salió mal. Hasta en eso la razón estuvo con los de León.
Pero de todo todo, lo que resultó insoportable fue la provocación del
entrenador, Vicente del Bosque, que fue quien realmente provocó al público al
permitir que Piqué saliera al terreno de juego. Tenía muy fácil la disculpa: el
jugador tiene un fuerte dolor lumbar. Pero al duque le da igual, mientras los
pitidos –que como dijimos, también eran para él- se los den todos ahí en el
jugador, todos contentos. Eso sí, enseguida salió Del Bosque a defenderlo,
porque cuando se pita a un jugador que viste la camiseta de España, se pita a
toda la selección, decía ayer el “pájaro”. No sabe el entrenador que
cuando se pita al Himno de España se pita a todos los españoles. ¡Algo cobardica
sí que es! Claro, claro, aquello de allí era libertad de expresión; lo de León
no tiene nombre, para él. Pero los de León, aunque le pese al charro, tienen la razón. Y
ándese con cuidado el duque que el señor Rey se está empezando a cansar y anda
repasando los títulos nobiliarios. Él los otorga, Él tiene la potestad de
quitarlos. Y si no, pregunte a su hermana, la del Rey. No está el horno "pabollos", ni "pachochos" de Salamanca.
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