A vueltas con el busto

Sorprender, lo que se dice sorprender, no lo ha logrado. La “podemita” Ada Colau lo anunció con tiempo, que iba a cumplir las leyes que le interesaran y las que no, no. Esta no amaga, da. Ya la veíamos venir; en cuanto tocara poder. Sin encomendarse a nadie ha quitado el busto del exRey Juan Carlos I de la sala de plenos del Ayuntamiento de Barcelona. Bien es cierto que ya no es rey, pero a rey quito Rey puesto. Es que, además, lo manda la Constitución. Pero eso le resbala. De todas formas, de donde no hay no se puede sacar: la que no está acostumbrada a bragas las costuras le hacen llagas.

Mientras hacía la transición –que ya digo está obligada a ello por Ley- podría haberse retenido o hacer el cambio en un “plis”. Pero, tampoco, que el caso es armarla para salir en los papeles. Los “peperos” colocaron en el sitio vacío un "arretrato" del nuevo Rey; pero, ni por esas, que eso de la monarquía le produce sarpullido a la alcaldesa. Lo que quiere es colocar los símbolos de la República en lugares bien visibles, aunque dudo mucho de que sepa algo de Historia o de historias mucho más allá de las de su barrio. En cualquier caso, alguien tendrá que haber que la obligue a cumplir la Ley, como a otros tantos. Expectantes quedamos para conocer quién será y para cuándo.

No vale que la viceSoraya diga, entre divertida e irónica, que el Gobierno le remite un cuadro del Rey Felipe VI, no. La vice tiene que advertirle, y muy seriamente, que está obligada a colocarlo. A laColau le va a dar igual, pero, al menos que lo sepa, que "pué" que lo sepa; no obstante, tiene un buen maestro en el ciudadano delincuente Arturo Mas, que ha pasado de leyes y sentencias, y encima el tío no se daba por aludido por el discurso de ayer del Rey.

Si es que por algo suceden las cosas. El señor Rey no cuida las compañías. ¡Anda que no le hemos dicho veces que ojito con el delincuente! ¡Que terminaba con cogerle la mano y la corona, si hacía falta! Y ya ve. Pero no escarmienta, porque ayer saludaba efusivamente a la nueva alcaldesa, laColau, y le daba la enhorabuena por su elección, mientras que ella, a la chita callando, ya se las tenía juradas. Para empezar, ni aplaudió el discurso del Monarca, lo que confirma lo de las bragas y lo de la educación, y, por la tarde, se la plantó -acaso porque no le dio un paseíto en coche- y le retiró el busto del su padre, del Rey; del de ahora no, del otro. Estaba claro que algo tramaba, allí, en la esquina de la mesa, como una judas.

Pues, claro, de esos barros estos lodos, que mucho viajar a Cataluña y mucho jijiji  y jajaja, mire el señor Rey, que es que no puede uno fiarse de cualquiera. Si es que ahora hasta los dos más grandes partidos –pepé y pesoé- están echando de menos un pronunciamiento más alto y más claro por parte del Rey, el joven, en contra del secesionismo catalán. Vamos quieren –como se dice- que le marque la línea roja al delincuente Arturo, que ya no es tiempo sólo de gestos, sino que hay que plantarse con un “par” y decirle que hasta aquí hemos “llegao, falataría más”. Y que lo diga él, el Rey mismo, y que no ande delegando en el “friki” del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, coño, que sentó muy mal lo del otro día a la clase política.

De la chorrada del día, nos vamos de Teresa Rodríguez al su Kichi, en Cádiz que no se entera y tiene que preguntar a la oposición “pepera” si la enmienda que “ustedes han presentado ha decaído”, a lo que los “papada-carajote” responden que sí, que ha decaído. Se lo pasan bien los unos y los otros.