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domingo, 5 de julio de 2015

“No”, pero que paguen

Que miren, que si ellos, los griegos de Grecia quieren seguir como estaban o peor, pues, ale, adelante. Que quieren que se sigan riendo de ellos los amigos Tsipras y Varufakis, los del Pueden griegos, allá ellos, que ya van siendo mayorcitos y ya han visto más que suficiente quién les gasta las perras. Pero, que a nosotros no nos pidan ni un duro más, que ya el ínclito Cetapé les prestó veintisiete mil euros de los nuestros, y no estamos nosotros como para dar “brincos”. ElBarredor griego ha ganado en las urnas, sí, pero con la ayuda de los neonazis y todos los resortes del Estado, incluidas las mentiras. Moralmente no puede considerarse vencedor, ante un pueblo tan dividido y tan enfrentado.
Desde que llegó al poder, prometiendo lo imposible, incluso arrogándose la voluntad e intenciones de todos los estados de la Unión Europea, este hombre sólo se ha preocupado de crear la disensión entre los ciudadanos –divide y vencerás-, de mentir descaradamente a su pueblo y de “chulear” a Europa. Este rufián, y su acólito, han desempeñado el papel más chulesco y macarra, con descarados engaños de “trileros” de barrio que haberse visto se pueda y, que, de manera estoica, han soportado los dirigentes de los demás países aliados, más por solidaridad con los griegos que por atención a sus representantes.
Pero, que nadie se llame a engaño. Los populistas son así, pendencieros, manipuladores, mentirosos torticeros hasta decir basta y más allá y, sobre todo, falsos. Estos no podían ser menos: han engañado a los griegos, haciéndoles creer que con el “no” del referéndum los van a salvar y sacar de la miseria. En realidad, poco ha cambiado en Grecia desde las últimas generales –las suyas-, con una abstención más que considerable y un pueblo totalmente dividido y enfrentado y con unas deudas cada día más elevadas. Los que han votado “no” sepan que, muy probablemente, se han condenado ellos solos a la ruina y, con ellos,  a sus conciudadanos, a la vez que han mostrado claramente su insolidaridad y falta de respeto a todos los demás de la Unión Europea, a todos nosotros.
Mañana será otro día, pero no un día normal, ni para Grecia ni para la Unión Europea, ni para el euro ni para, muy posiblemente, el dragma. Ya veremos cómo los políticos resuelven el asunto. Pero, quede claro que el referéndum griego no es vinculante para Europa; en absoluto. Lo que sí resulta más que cierto –con o sin referéndum- es que Grecia tiene contraída una deuda que tiene que pagar, y ello conlleva sacrificios, como por los que le ha tocado sufrir a otros países deudores, como a España y a Portugal, por ejemplo. Se pueden dar facilidades, negociar condiciones para que el pago de la deuda resulte lo menos traumático posible, pero no marcharse de rositas con el dinero de los demás, no al menos con el nuestro; encima, para volver a empezar, porque dentro de poco volveríamos a las andadas. Si una vez salió bien, dos también. Y a vivir, que son dos días. Tan frescos, y aquí no ha pasado nada.
El comportamiento choricil, macarra y chantajista de los “Pueden” griegos –que se alían hasta con sus enemigos los neonazis para conseguir sus fines- han logrado, ayer, poner las bases sólidas para pasar, con toda impunidad, con todo el descaro, de la “democracia” –o lo que fuera el régimen actual de Grecia- al más puro comunismo, del enemigo de las libertades, como es Putin. Si quieren, que se vayan, pero antes que paguen lo que deben. Ya saben, lo de las barbas, y que Dios nos coja “confesaos”.

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