Estaba visto, era lo previsible, después de tanto tiempo, tan poco estudio
y tanto secretismo. Vamos que con estos calores se le recocieron los huevos a
los de la Comisión Antiviolencia.
Con unas multas en total que apenas sobrepasan el millón de euros han
solventado el expediente por la “pitada” al Himno de España en la final de la Copa del Rey de fútbol, entre el Bilbao y el Barcelona.
Se han salvado el señor Rey, el
entrenador de la Selección Española
de Fútbol, el delincuente Arturo Mas y el árbitro del encuentro.
La Fiscalía parece que está de vacaciones
de verano, para ti, vacaciones de verano para mí.
Así que en resumiendo, y poniendo orden: a la Federación Española de Fútbol, 123.000 euros, ala, por organizar el
evento deportivo; para el Barcelona, 66.000 euros, de los que tan sólo 6.000
son por la “pitada” en sí, mientras que el resto lo es por defectos en la
seguridad, y no le ponen más porque considera la Comisión que colaboró con
declaraciones previas para evitar la “pitada”; sin embargo, el Bilbao se carga
con 18.000, por no colaborar; “Cataluña
en Acción”, instigadora de la “pitada”, es la que más “palma”, 100.000
euretes, y su presidente, Santiago Spot,
90.000; el resto se diluye en partidas de 70.000 para cada una de las otras
organizaciones –once, en total-
secesionistas que apoyaron la “gracieta”.
En conclusión, a la Federación se la refanfinfla, porque paga con pólvora
ajena, es decir de lo nuestro, y el presidente sigue como si no hubiera pasado
nada; pitar al Himno de España en un
partido de fútbol sale a los aficionados por 36.000 euros, 18.000 por equipo,
que si es independentista, como el Barcelona, una ganga para la pasta que
manejan, por ejemplo, con los fichajes; a las entidades instigadoras les sucede
otro tanto de lo mismo, porque, sin saber cómo, les llegarán subvenciones más
que suficientes para pagar las multas, acompañadas de un plus en agradecimiento
a los servicios prestados.
En el caso que nos ocupa, la Comisión Antiviolencia –con las prisas para
coger el AVE- se ha olvidado de
sancionar al árbitro del encuentro, para quien todo fue normal, tanto el
comportamiento del público como el de los jugadores, digo yo que si su
comportamiento, el del árbitro, fue normal en la redacción del acta o estaba
inspirado en los efluvios de ábaco. Tampoco ha multado la Comisión al
seleccionador nacional de fútbol, Vicente
del Bosque -defensor de Piqué
por la “pitada que, con razón, le dedicaron los leoneses- por permanecer en el
palco mientras se ofendía a España y
a todos los españoles. El señor Rey también ha salido indemne, cuando le tenía
que haber caído algo gordo, por no haber abandonado el campo de fútbol, y que
le entregara el trofeo al ganador su padre, no el de él, Juan Carlos I, sino el de ellos, el de los que pitaban. De rositas
se ha ido igualmente el delincuente Arturo
Mas, presidente de la Generalidad de
Cataluña, que al lado del señor Rey, en el palco presidencial, sonreía
satisfecho, el delincuente, no el señor Rey.
El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, resaltaron en la
comunicación de estas propuestas de sanciones que “no estamos ante algo
extraordinario ni que pueda ser ejemplarizante”. Claro, y más que evidente,
porque con esas sanciones no se asusta ni el perro del señorito. ¡Menudo
ejemplo “pamisniños! Quizá por eso ningún miembro del Comité Antiviolencia
propuso el cierre temporal de los campos de fútbol de ambos equipos y el
apartarlos a ambos clubes de jugar esta competición, aunque sólo hubiera sido,
por ejemplo, durante cinco años. Ahí ya podríamos comenzar a hablar de un
principio de ejemplaridad; lo que han propuesto es pura comedia. Ahora ya sólo
nos queda confiar en que sea la Fiscalía quien actúe por otras vías; o no.
Lo curioso del día nos lleva al expresidente del Gobierno, elCetapé, que deja temporalmente su
silla de Consejero de Estado, para
ser asesor de una ONG alemana.
Seguro que se embolsa buena pasta, porque no se dejan de cobrar cien mil euros
para recibir menos. Si logran aguantarlo por allí mucho tiempo y se lleva con
él la Alianza de las Civilizaciones,
nosotros también ganaríamos. Y todos tan contentos.
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