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domingo, 25 de octubre de 2015

El arca perdida de Mas

A buen seguro que la caja fuerte y los maletines que se incautó la policía tras los registros en la sede de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido del delincuente Arturo Mas no contendrán el tesoro del cofre de los niños de "Los hoyos", ni los planos para llegar al país de las riquezas. Es probable que nos encontremos con los "mapas" que conduzcan a desentrañar el misterio de "el3%". No será, digo, un tesoro, pero nos llevarán a un depósito de miles y miles de millones de euros. Puede ser el fin de la "España nos roba", dando, de paso, con los verdaderos ladrones.
Será entonces cuando al delincuente Arturo Mas, y a todos los que con él han robado, se les caigan los palos del sombrajo. Acaso se produzca una gran "espantá". Sería la manera de que, de una vez por todas, se muestre sin antifaz -y la cara de la vergüenza- al que tanto mal ha hecho en particular a Cataluña y, en general, a España, que prefieren el conflicto, grave conflicto, entre españoles para salvarse él y los suyos.
Lo que desde fuera no se entiende muy bien es que haya que esperar hasta el martes para abrir la "caja de Pandora", el arca perdida y hallada oculta, cuando se podía haber hecho ayer o el lunes. Será porque ello lleva sus tiempos. Mientras tanto, el delincuente Mas sigue penando, aunque en libertad, porque ve que su tiempo se acaba: no tiene claro que los de las CUP -cada vez, paradójicamente, con más curas y más católicos entre sus filas izquierdistas- vayan a darle su apoyo para investirlo presidente de la Generalidad de Cataluña y los republicanos ya no tienen tan claro ir en coalición con él a las elecciones generales del 20D.
El delincuente Mas ya no es el que era semanas atrás, aunque, eso sí, sigue siendo delincuente. Mas ha envejecido de repente. Mas ahora peina más canas. Mas tiene que ponerse crema revitalizante anti edad y antiojeras, aunque sea de Nivea. Mas intuye que ya no sólo puede ser inhabilitado, sino que puede parar con su huesos en la cárcel, pagando por lo que han hecho él y los demás, su benefactor y padre adoptivo, Jorge Pujjol, su esposa, la de Jorge, y toda su prole, que continúan "vivitos y coleando", con pasaporte español, amasando fortunas por el extranjero, y también en España. Y que ahí se las den todas, en el delincuente Mas, quiero decir.
Algo parecido, pero al revés, le sucede al secesionista presidente del Club de Fútbol Barcelona. A éste que se las den todas en los socios, porque él dispara con pólvora del Rey o, en su caso, con la del conde de Godó, a falta de monarca. El Club ya ha sido sancionado en dos ocasiones -instigados por los directivos- por mostrar los aficionados, algunos, la bandera independentista catalana en los estadios de fútbol. Estos secesionistas se creen en poder de la verdad, y sólo ellos. Pues ya ven, vuelta a empezar, que no hay dos sin tres. El presidente del club, un tal José María Bartomeu, se muestra contrario a las sanciones de la UEFA y cree llegado el momento de decir basta, porque, ya estamos, eso es atentar contra la libertad de expresión. Y vuelta la burra al trigo.

-- El italiano Rossi, piloto de moto GP, también conocido por "el doctor", dejó al descubierto la tradicional marrullería italiana en los deportes. Le arreó una patada, en plena carrera, al piloto español Márquez, de tal suerte que lo hizo caer, como se dice, al duro asfalto. El italiano ha sido sancionado con salir el último en la próximo carrera, pero puntuó; el español se tuvo que retirar. Con esta mínima sanción se da por zanjado el asunto deportivamente. Pero, a ver qué dicen ahora los tribunales.

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