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jueves, 1 de octubre de 2015

La "minga" de los diputados

No termina de enterarse el presidente del Congreso de los Diputados, el popular Jesús Posada, de que es el presidente de la Cámara Baja y que, como tal, tiene unas atribuciones, que le permiten adoptar decisiones instantáneas, sin consultar con nadie. Esta mañana ha expulsado de la Tribuna de oradores del Congreso al diputado proetarra de Amaiur, Sabino Cuadra, que días atrás, y en sede parlamentaria rompió un ejemplar de la Constitución Española. Pero, ni le ha insinuado tan siquiera que lo iba a echar de la Sala y ni le ha impuesto una sanción de, al menos, un mes de suspensión de empleo y sueldo.
El diputado proetarra de Amaiur volvió a subir a la tribuna de oradores, con todo su morro por delante, como si en su vida hubiera roto un plato -en este caso la Constitución Española-, para volver a decir que la Carta Magna no sirve para nada, que es una porquería y poco menos que la madre que los parió a los que la redactaron y a los que la cumplen y deben hacerla cumplir. El presidente del Congreso le pidió que se retractara de su gesto de la sesión anterior, por ofensivo. No hubo manera. El proetarra no sólo no se retractó, sino que dijo que estaba convencido de que no había ofendido a nadie y que su gesto era "libertad de expresión". ¡Ya estamos! Este avezado diputado, que parece no saber lo que es la velocidad y lo que es el tocino, es decir de obtusa inteligencia, pero de maldad máxima, insistía en que no ofendía a nadie, como en las antiguas tertulias de trastienda después de cortar trajes, donde no se metían con nadie ni ha nadie habían ofendido. Lo mismo, pero en público y con publicidad.
Pero, si insultante y ofensivo resulta el gesto despreciable y repugnante del impresentable proetarra rompiendo la Constitución, deleznable ha sido la defensa que del de Amaiur y de su acción ha hecho el diputado del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Aitor Esteban. El peneuvista decía comprender que el proetarra haya herido sensibilidades, pero consideraba lamentable que la Constitución no "ampare gestos de todo el mundo", aunque sean "de mal gusto.
Vamos a ver si nos aclaramos. El diputado del PNV justifica que se rompa la Constitución en sede parlamentaria, lo que califica de "mal gusto". Mal gusto, no sabe el señor diputado peneuvista, es presentarse en el Hemiciclo -como algún diputado lo hace- con zapatillas deportivas o sandalias y el jersey desteñido en las sobaqueras y el pelo lleno de mierda. Mal gusto es que algún diputado saque la "minga", en sede parlamentaria, y chorree a los de las primeras filas. Mal gusto es que un diputado, en sede parlamentaria, se baje los pantalones y nos enseñe a todos su lindo y morondo "serete" y los calzoncillos ahumados. Eso es mal gusto, falta de educación, no saber estar, además de una guarrada, aunque lo considere libertad de expresión
Lo que hizo el diputado proetarra, y que justifica el del PNV, es un delito contra los símbolos, incluso en sede parlamentaria, como lo es quemar una bandera de España y "pitar" al Himno. Como es un delito asesinar y, para más escarnio, después, entenderse y comprender el sufrimiento y dolor de las familias de los asesinos encarcelados, como comprende y entiende el presidente del PNV, Íñigo Urkullu
La postura de bonhomía del presidente de las Cortes, Jesús Posada, sigue siendo la equivocada. Si tiene facultades para aplicar la norma, debe aplicarla. Les está dando el pie y le están tomando de la mano. Pues, ejemplo tiene con las concesiones a Cataluña por parte de los Gobiernos. No hace falta mirar atrás para ver lo que se nos viene.

-- Entre Carmenas y Carmonas anda el juego. Hay otro concejal en el ayuntamiento de laseñáManuela que también se apellida Carmona, pero que no es Antonio Miguel Carmona, el del pesoé, sino Pablo, de los "podemitas". Este Carmona es exoKupa y no tiene otra cosa que hacer que -dicen los empresarios de la hostelería del barrio de Salamanca- acosarlos por las terrazas. Parece que no sigue el mismo sistema con las situadas en lugares menos céntricos. No podía ser de otra manera, la envidia es mala consejera.

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