Traductor

Buscar en este blog

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Carneros y ovejas

Hasta ahí, de acuerdo, entendido. Por sentencia del Tribunal Constitucional (TC), el más Alto de los tribunales de la nación española -al menos, más de dos metros y pico-, queda sin efecto desde ya la declaración independentista del Parlamento catalán. Dicho de otra manera: que de eso del soberanismo, que aprobaron los de "Juntos por el sí" y los guarrillos de las CUP, de eso nada. Aquí estamos a lo que estamos. El que se quiera ir que se vaya a dónde quiera, pero que deje quieto el su trocito de suelo, que es de todos.

Hombre, que se esperaba una sentencia de este tipo, a nadie se le ocultaba, ni tan siquiera a los propios desertores-secesionistas-golpistas-inductores a la violencia, que impulsaron el acuerdo separatista, no hace tan siquiera un mes. Lo que sorprende -no mucho, no se crean- es que el fallo haya llegado tan pronto y por rotunda unanimidad de los miembros del tribunal Alto. Aunque sí se explican ellos que es por no querer interrumpir la campaña electoral -con nimiedades como está-, "velaí", a la vuelta de la esquina que está. No me digan que no son majos los magistrados, que no se quieren entrometer en lo que no los llaman, en las cosas de la política; hasta son detallistas. ¡Fíjate, tú!
Lo que se echa en falta en esta sentencia es que ni  a lo largo ni a lo ancho de la susodicha  no se haga mención alguna a los altos cargos catalanes, es decir que no los hayan apercibido los jueces -como pedía el Gobierno de España-, ni tan siquiera se hace referencia a la posible suspensión -inhabilitación- de los cargos públicos que incumplan la resolución hoy dictada por el Tribunal Constitucional. Una manera de tirar la piedra y de esconder la mano o, si se quiere, una de cal y otra de arena.
Así se entiende que las primeras reacciones a la sentencia por parte de los independentistas sean poco menos que de risa, porque ellos van a seguir a los suyo. Lo han dicho, sí señor, que lo hemos oído todos. Que no aceptan a este Tribunal, porque es de otro país. Vamos lo mismo que si sobre el asunto se pronuncia la Corte Suprema de Canadá, por poner por caso.
LaForcadell -la musa de la República catalana y "miembra" del Club de la Bata Guareada y zapatillas de pompón- ha estado presta, y ya ha contactado con LaColau y LaseñáManuela para carcajearse de lo dicho y que pueden hacer lo que quieran cuando les venga en gana, que aquí no "passsaná". De hecho, la "portavoza" de la Generalidad también ha salido rauda para advertir de que, pese a todo, ellos siguen con el proceso abierto y caminado juntitos por la senda de la desobediencia y que a ver quién el que se atreve a ponerles freno o el cascabel al gato. Además, la "portavoza" ha dicho que en cuanto su nación catalana tenga Gobierno nos vamos a enterar, porque van a repeler la ofensiva "por tierra, mar y aire". Ya ven cómo se las gasta la señora, hasta son capaces de alquilar un ejército, aunque sea pagándolo a plazos o empeñando La Sagrada Familia, si es menester.
Están "muquemaos" estos catalanes -los otros, no-, hasta el punto de que Francisco Homs -que es el que se presenta por Convergencia, con nombre falso, a las elecciones de España- ha acusado -no sé porqué- a los jueces de llevar falda. Los guarrillos de las CUP afirman que Cataluña ya no es de este mundo y que de poco vale lo que digan los demás. Y los de "Ómnium Cultural" -independentistas influyentes en su ámbito- ya han llamado a la "unidad de acción" de todos a las barricadas.
Y los de por aquí no hacemos otra cosa que gritar -aunque como al amigo Sancho no le hicieran caso- que lo que se ve al fondo, el polvo, sólo oculta "carneros y ovejas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar con respeto