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viernes, 11 de diciembre de 2015

Un simple debate familiar

No he visto, no, que los que tenían que hacerlo se hayan descosido las vestiduras; tampoco he visto que el velo del templo se rasgara. Sí vi, ayer, cómo se ponían todos contra Marta Rivera, por criticar la Ley contra Violencia de Género. ¡Coño, la que se armó! No encontraba lugar laRivera dónde atrincherarse, y eso que no escondió la mano. Es que le caían de todas partes. Sin embargo, nadie dice nada -todos callados y quietos "paraos"- cuando un líder musulmán de Ceuta se encabrona porque las mujeres maltratadas denuncien a sus agresores.

Ni feministas que se consideraran no sólo ofendidas, sino escandalizadas y "ultrajadas, ni políticos -ni de izquierdas, ni de derechas, ni de centro, ni de la izquierda extrema-, ni tan siquiera a las directivas del "Club de la Bata Guateada y zapatillas de pompón" -laColau, laseñáManuela y laForcadell-, reivindicadoras ellas. Nada, nadie. Menos mal que la delegación del Gobierno, eso sí, en esa ciudad española ha alertado al fiscal. Oigan, sólo por un por si acaso. Por ver si las declaraciones del musulmán fueran constitutivas de un delito de apología de la violencia.
Es que dice Laarbi Maateis -que es, ni más ni menos, el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta- que las campañas gubernamentales contra la violencia contra la mujer no hacen otra cosa que crear "más odio y siembran más radicalización". Si lo hubiera dicho antes, solucionado el problema. O no, hombre.
Pena que no le hubieran consultado a él todos los políticos españoles que dieron la aprobación a la Ley y a su difusión, porque con ella, con la difusión, con la publicidad, añade el musulmán "se separan matrimonios. Estas campañas por un simple debate de la familia incitan a la mujer, al mínimo detalle, a llamar al 016, al 091 o al 012".
Y, claro, la policía luego es la culpable de todo, porque una vez que intervienen los agentes "ya no hay manera de reconciliar este matrimonio, ya no queda amor, ni confianza, ni intimidad". Todo por la policía. Lo tiene muy claro, pero que muy clarito este líder musulmán, que insiste en que es un gravísimo error, porque desde el primer "fostio" que recibe la mujer se necesita tan sólo que pasen "seis horas y marido y mujer se arrepienten". Aunque, digo yo, sólo tendrá que arrepentirse el marido, que es el dador. Al musulmán se le olvidó decir que la que se lleva el batacazo es la mujer y que en otras seis horas, tan sólo seis -o menos- la siguiente agresión puede ser fatal, similar a la que, en lo que va de año, le ha costado la vida a medio centenar de mujeres; de ellas, tan sólo diez habían presentado denuncia contra su agresor.
Nos damos todos por enterados. Pero, por si no fuera suficiente, nos aconseja -a través del periódico "Ceuta actualidad"- dejar que el asunto -el de las panaderas a las mujeres y muertes de las mismas- "se enfríe y que la familia asesore a los dos y llegar así a puntos para unir a la familia y no hundirla, separarla y romperla. Esta violencia está pasando por estos asuntos". Es decir, entendemos, que nos dejemos de leyes y chorradas publicitarias, que si esto no existiera -Ley y prevención- nada de aquello ocurriría, los maltratos, las palizas, los asesinatos. Debería, entonces, el musulmán denunciar al Gobierno de España.
Si esto lo dice el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta en un periódico, qué otros consejos -intuyo- podrá dar en la intimidad de la mezquita. Porque es de suponer que hombre tan sabio tendrá una mezquita donde mejor explayarse en sus doctas enseñanzas. El asunto es grave.

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