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domingo, 7 de febrero de 2016

Etarras a la calle

Para una vez que un juez actúa con celeridad, va laColau y trata de desbaratarlo todo. Para la podemita eso de lo de los titiriteros en la villa y corte no es nada, no tiene importancia, tan sólo la que se le quiera dar, que ella no le da ninguna. Así que, con su desvergüenza habitual, la podemita pretende presionar al juez, en defensa de los perroflautas a los que se les da bien hacer apología del terrorismo. Quiere la "telectual" laColau hacernos creer que lo suyo de ellos es libertad de expresión, pero ignora que las piedras de molino son eso, piedras de molino.

Pues no vean como se ha puesto la alcaldesa de Barcelona, que además de inmiscuirse en asuntos internos de otro Estado -injerencias, se dice-, nos imparte a todos una lección de cultura. Si no hubiera sido por ella, no nos habríamos enterado de que la apología del terrorismo es una sátira y, como tal, es libertad de expresión y que, ahora mismo, el que tenía que estar en prisión sería el juez y no los dos titiriteros que tan sólo son artistas y bien cultos, estos dos perroflautas. Por cierto a los que le iban -o van- a pagarles veintitrés mil euros -¡también me lo pido, la pasta!- por su representación del guiñol, de un rato, en una plazoleta de un barrio de Madrid, insultando, de paso, a las víctimas de los asesinos etarras.
Gracias a la lección cultural de la intelectual laColau -de la que por el contexto, demuestra, y muy mucho, que ni sabe lo que es una sátira- al juez no le quedará otra alternativa que la de liberar a los perroflautas apologistas del terrorismo de ETA y autores de otras mañas contra los niños y el sentido común. Pero, se me sigue haciendo extraño -¡cómo no!- que en el asunto no haya terciado también, como sería su obligación -creo, y disculpen- el Tribunal Tutelar de Menores, que es que allí había niños; es más, el espectáculo iba dirigido a ellos. Acaso, porque en este Tribunal hayan oído despotricar a la analfabeta laColau con sus barbaries. Hay que reconocer que las "miembras" del Club de las Batas (guateadas y zapatillas del pompón) son influyentes y libres de toda culpa. Porque la de Barcelona la tiene bien armada, entre otras cosas, con lo del turismo, y ahí sigue. Pero, miren  laseñáManuela, la alcaldesa de Madrid, pongamos por caso, que tampoco se queda para atrás en los aspectos quebradores de la economía de la capital, que, por cierto, cada día está "másllenamierda". En de momento, y después de las que le arman los sus concejales, y ella misma, sigue tan pancha en la poltrona. Ni destituye a nadie ni nadie le dice que se vaya usted señora Manola. A ella le da igual todo, tiene un buen sueldo y hasta la homenajean; pues eso, llamadme tonta y dadme de comer.
Sigo sin explicármelo, y todavía no he encontrado psicólogos ni sociólogos que den una explicación racional de por qué a esta gente se le permite todo. Curiosamente, ellos que van contra el sistema, contra prácticamente lo habido y por haber, cada día nos demuestran más que ellos ya lo son todo, lo que los antisistemas no deberían ser, hasta ya llegan corruptos a la vida pública, para que no les falte de nada.
La prueba palpable, en elBarredor: gana una pasta gansa al año -aunque todavía falta por ver si el dinero que recibe es legal o no; no por nada, sino por Irán, Venezuela y Rusia y porque lo investiga la Policía, los de la UDEF-, ha vivido en una Vivienda de Protección Oficial (VOP) de manera ilegal -por eso de las igualdades sociales-, se permite tutear al Rey -sin que nadie le haya dado permiso-, al que visita en Palacio vestido de camarero, y se presenta a los "Goya" de "esmoquin" -¡qué bárbaro-, una vestimenta que le quedaba grande -en todos los aspectos- y con la pajarita torcida, o sea que el que nunca ha utilizado bragas, ya se sabe. Ahora, que peor lo de elPedroQué?, que acudió a los premios del cine como si fuera de "espor". El hombre, que no sabe estar -como el otro-, quería ir de progre y lo que hizo fue el payaso. De donde no hay no se puede sacar.

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