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sábado, 18 de junio de 2016

El desmadre padre del Santo Padre


¡La que ha vuelto a liar el Papa! Le dice a los jóvenes que no se casen sólo porque hayan dejado embarazada a la chica. O sea, que como dirían nuestros mayores, que vivan en pecado, que para eso del matrimonio sobra tiempo. ¡Hombre y tanto! Pero, una cosa es aconsejarles que se esperen y otra muy distinta que se viva a “trocarrés”. Ya sabemos que cuando el Santo Padre dice estas cosas está inspirado por el Espíritu Santo, que ya ven, se nos ha hecho más progre que el propio Pontífice. ¡Y parecía que el pajarraco ese estaba “anquilosao” desde la “Última Cena!

Si se lo cuentan esto a Santo Tomás se cae de espaldas. Se creerían antes que Cristo resucitó al tercer día sin necesidad de meter la mano en la llaga. Es que el hombre del Vaticano tiene a veces unos dislates -dicho sea con perdón y con todos los respetos- que despista al personal católico, apostólico y de donde quiera que se encuentre. Ya nos la armó con lo de la madre que lo parió cuando el atentado contra la revista parisina Charlie Heddo. Sus controvertidas declaraciones obre la bofetada que alguien le da a alguien en algún sitio, casis casi venían  a justificar la masacre yihadista; como que todavía el asunto no está muy claro Porque, oigan, se decía, uno se termina cansando y estalla; en este caso, ametrallando.

Pero, claro, digo yo, que para eso está la otra mejilla, como es tradicional y perentorio. Y si hace falta, pues se vuelve a empezar. Si es que  desde que estamos a vueltas con lo de la cristiandad -que siglos ha- anda que no habríamos tenido tiempo de hacer “charlisedosadas”. ¡Todas las que hubiéramos querido y más! Pero, bueno, si el señor Francisco considera que los de Alá es Alá y Mahoma su profeta sí tienen derecho a hacerlo, nosotros a chitón, que donde hay patrón no manda marinero.

Lo dicho, que si ya nuestros jovenzuelos no se avergonzaban de ir al altar con la barriga por delante -lo que me parece muy bien-, ahora con la nueva normativa -porque la palabra del Papa es ley para los cristianos- ya no es necesario tan siquiera casarse, si acaso, más adelante, cuando ambos cónyuges estén convencidos de que el matrimonio es algo muy “fuerte”, cuando entiendan que se puede disfrutar de él, del matrimonio, aunque ya hayan disfrutado antes el sexo. Es decir, como asevera el del Báculo, el pastor de todos nosotros, él ha visto parejas entrar a la iglesia para casarse a jóvenes con los niños de la mano, sus hijos: “primo disfrutare”, después ya veremos.

Lo que “el hombre vestido de blanco” no ha dejado muy claro, ni medianamente, ni nada, es qué hacer cuando pasen esos dos o tres años después de la concepción de los hijos si los padres se separan como en el Rosario de la Aurora. Pues, ya se lo digo yo, que les quiten lo “bailao”, que de lo que tenían para disfrutar ya lo han disfrutado, han estado libras de las “ataduras” del matrimonio y se han ahorrado la indisolubilidad del Santo Sacramento. No sé, no sé, la verdad, qué dirá a todo esto el Santo Padre, pero el que está en el cielo. Quizá, en algún momento, se pronuncie y nos sorprenda con un tuit. Los caminos del Señor son inescrutables

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