Dicen los empresarios de la zona de Gracia de Barcelona que están hasta los
cojones de los okupas del Banco
Expropiado. Las pérdidas que todo el follón antisistema les está suponiendo
pueden llevar al traste sus negocios. Mientras tanto, siguen pagando religiosamente sus impuestos, a la vez que el ayuntamiento,
antes del convergente Trías, ha
estado pagando el alquiler -con gastos incluidos- de la okupación, y ahora de
la que fuera antisistema, antidesahucios, la podemita Ada Colau gestiona comprar el Banco con dinero municipal -de todos-
para, a continuación cedérselo gratuitamente a los okupas. Lo que todavía no
sabemos si a gastos pagos en el mantenimiento del mismo.
A estas alturas de la vida, no
sabemos, a ciencia cierta, si los desmanes cometidos con toda impunidad por los
antisistema se producen por la mañana o por la tarde, si en jueves, en viernes
o en sábado o en domingo. ¡Son tantos y con tanta barbarie! Pero, no se
conforman tan sólo con armar algaradas, destrozar mobiliario urbano y enseres
del vecindario coches -motos, cristales de escaparates, etc.-, sino que a esa
guerra de guerrillas bien organizada se ha sumado la acción de verdaderos
delincuentes profesionales -si es que no lo son ya- con técnicas sofisticadas
de auténticos ladrones: pese al blindaje con chapas de hierro del Banco
Expropiado los llamados -eufemísticamente- okupas han practicado un butrón, con
lo que han conseguido volver a entrar en el local, para regodeo mayúsculo en las
redes sociales.
No pasa nada, no importa. Para eso está
laColau, más conocida como laPescadera, para ayudarlos y protegerlos,
amenazando, como quien dice, a la policía, a los “mozos”, para que se muestren
más benevolentes. O sea, que amaguen, pero que no den, aunque les toque
recibir, a los polis, que para eso están, que para eso les pagan. Además,
laPescadera cuenta con el beneplácito y colaboración del presidente de la Generalidad, elPuiyidemón, el hijo del pastelero, que, como también es
delincuente y golpista, todo queda en familia. Lo normal.
Afirmaba en una teuve, en la que se
exhibe el mediopensionista “guallomin”, un elemento que decía ser periodista
-aquí todo el mundo es eso- y filósofo ¡Jéjé!, que esto de los okupas y sus
violencias es lo normal, que eso pasa en cualquier ciudad. Se ve que el hombre,
rayando lo bordelino -lo que no sé es si por arriba o por abajo- no ha salido
en su vida de su país y, pese a ser periodista, se informa poco. Eso, sólo
ocurre, mayormente, en Barcelona y
en Madrid, cuyas alcaldesas,
recordemos, son podemitas.
Porque, miren, estos delincuentes okupas
están consentidos. En Barcelona se habla mucho del Banco Expropiado, pero es
que en la ciudad Condal, hay, que se
sepa, más de media docena de inmuebles municipales en poder los okupas. No
tiene intención laPescadera de que sean desalojados, para que sean utilizados
-que no okupados- por los vecinos de las zonas a quien estaban destinados: unos,
para usos culturales; otros, para espacios verdes.
Los okupas -como los yihadistas- son
cada día más legión en Cataluña. Tienen en su contra la Ley -que, por otro lado, les resbala-, pero cuentan con el favor y
la aquiescencia de los gobernantes. Y, en Madrid, por si fuera poco, con la
instigación de la podemita alcaldesa, laseñáManuela,
a que incumplan la Ley, a que delincan, a que asalten y tomen posesión, no sólo
de los locales municipales que no se utilicen, sino de todo aquel inmueble
vacío -público o privado- que les apetezca . Es decir, que roben a su libre
albedrío, que ahí está ella para ayudarlos y protegerlos. Y la Fiscalía General del Estado sorda, de
fin de semana, tomando cañas.
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