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sábado, 4 de junio de 2016

Impunidad secesionista

Y aquí como unos papanatas, gracias a la sentencia desafortunada -o intencionada- de un juez de lo Contencioso Administrativo. El tal citado juez de Madrid –que es que de cuyo nombre no quiera acordarme, sino que no se ha hecho público- permitió introducir la bandera estrellada en el Vicente Calderón durante el partido de la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Sevilla, en aras a la libertad de expresión. Me da que el ínclito juez confunde la velocidad con el tocino o las churras con las merinas -que sepa, por si acaso, que son ovejas-, es decir que ni repajolera idea tiene el hombre de lo que es eso de la libertad de expresión. O sí.
Se opuso a los criterios de la fiscalía y del abogado del Estado, para quienes el asunto estaba claro: era ilegal, según la normativa establecida. Ni libertad de expresión ni leches. Pero, es que también se saltó a la torera los dictámenes de la UEFA, que ya por entonces había sancionado al Barcelona en dos ocasiones -una con 30.000 euros y otra con 40.000- por la misma razón, por introducir y mostrar los aficionados catalanes en los campos de fútbol la bandera estrellada durante encuentros de la Champions.
El juez español es el más listo de todos. Permitió que las estrelladas sean marca blanqueada, de aquí en adelante en España. Pero, fíjense, la UEFA ha vuelto a sancionar al equipo catalán por la misma causa, por haber exhibido sus forofos la estrellada durante los partido de la Champions de la pasada edición, Champions que no ganó el Barcelona, sino el Real Madrid, creo recordar que por once veces con esta. La multa de ahora no es de treinta ni de cuarenta, sino de 150.000 euritos, como se dice, del ala, por acumulación de expedientes a causa de la estrellada. De lo que se deduce que el juez español algo despistadillo está o que, como al club catalán, se la trae al pairo. Lo más sangrante de este caso es que hubo otro juez español, que no estuvo de acuerdo con el anterior y recriminó al Barcelona que utilizara al equipo de fútbol para politizarlo todo en el deporte. Pero, además, es que nadie ha recurrido el dictamen permisivo del juez.
Parece como si aquí hubiera obligación de asentir y consentir todo lo que dicen y hacen los delincuentes y golpistas catalanes. De hecho, hace muy pocos días el delincuente presidente de la Generalidad catalana, Puiyidemón -el hijo del pastelero-, sucesor del delincuente Arturo Mas, ofreció en un céntrico hotel madrileño, por activa y por pasiva, todo su plan para desgajar Cataluña de España. O sea, todo un golpe de Estado expuesto, con altavoces, en la capital misma del Estado. Los asistentes, ni se inmutaron, como si fuera algo natural. ¡Parece de chiste, pero es la realidad! El fiscal, tampoco se inmutó, y nada les digo del juez que ha blanqueado sin lejía la estrellada. Ahora los golpes de Estado se llaman libertad de expresión.
A lo que parece, eso de la libertad de expresión es “patrimonio cultural y exclusivo” de los secesionistas catalanes, que se pasan por la entrepierna todos los dictámenes y sentencias de los tribunales, cuando no les son favorables, claro. Como para ellos es libertad de expresión -no delito, no, nunca jamás- acosar a la subdelegada del Gobierno en Lérida, un acoso continuado que llevan haciéndole desde hace más de un mes en las dependencias de la Universidad donde también es profesora de Comunicación. Los guarrillos de las CUP, esos a los que les gusta criarse en tribus por civilizar, han tomado por asalto el Rectorado de la Universidad, y allí siguen, exigiendo el despido de la profesora. Todo en aras a la libertad de expresión, y nadie es capaz de echarlos de allí. ¡Habrase visto! Es que ni el propio Gobierno del Estado sale en defensa de su propia delegada, que lo es de todos los españoles. Luego nos extrañamos de que pasen cosas.

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