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jueves, 23 de junio de 2016

La roja, por un pedo

Ni se lo imaginó este hombre que iba a ser casi tan famoso como el "Pupas", tan sólo por soltar una flatulencia, de esas que entran por la boca y salen por donde salva sea la parte. Estaba afligido, seguro, y total un aire para el aire no va a parte alguna. Estaba jugando un partido de fútbol en la séptima división sueca, le dio un apretón y se desahogó. Pero, le salió caro, porque el árbitro le sacó la tarjeta roja, sin dudarlo, porque oyó claro y alto la ventosidad, y en su mamá no se chisca nadie. Atónito se quedó el jugador Adam Lindin, que así se llama. Y todo por un miserable pedo.
Además de ir perdiendo por dos a cinco, el jugador se tuvo que ir a la calle por una ventosidad, que no se preocupó por ocultar ni tan siquiera disimular. El colegiado del encuentro consideró la acción como toda una provocación deliberada y una conducta antideportiva. Y, como no es para menos, semejante acción requirió de la investigación sesuda y en profundidad de la prensa no sólo local, sino nacional, haciendo que el pedo de elLindi se convirtiera en viral en las redes sociales.
Así, el protagonista explicaba que ese día tuvo mal estómago "y simplemente dejé ir el pedo". El árbitro, que lo oyó, no tuvo reparo alguno en sacarle la tarjeta roja, en expulsarlo, porque los pedos no están permitidos en el terreno de juego -según explicó- y no tiene sentido provocar a nadie con un pedo, "no parece particularmente inteligente o normal".
Otro periodista entrevistó -con riesgo de su integridad física- a uno de los jugadores rivales, un delantero, por más señas, testigo del suceso, y aseguró este que nunca en su vida se había encontrado con semejante atrocidad en un campo de fútbol: "Yo estaba de pie a una buena distancia pero oí el pedo fuerte y claro". ¡Qué bárbaro! ¡Qué oído! ¡Qué sonoridad! Pena que eso no se pueda embotellar, porque pasaría para la posteridad como una de las flatulencias más gordas de la historia. No obstante, el protagonista anda "acongojao", no las tiene todas consigo porque, al hacerse viral y tan extensivo el pedo, teme que losVerdes puedan acusarlo de contaminación atmosférica y acústica, incluso lumínica, si en algún momento los vapores eclipsaron la luz del astro rey.
Del olor y aroma de la flatulencia, de momento, nadie ha hablado. Pero, se deduce que, habiendo sido tan claro y tan fuerte, tan contundente el pedo, el hedor se da por descontado y mucho dependería la clase de aroma de lo que hubiera comido ese día el susodicho; afortunadamente, se lo llevó el viento, que, como diría elCetapé, es el dueño de la tierra, o algo así. ¡Vaya usted a saber! Porque al que fue a echar de comer a su caballo en San Antón, le tiró un tal el bicho que le puso las manos como las de un carbonero. No se lo llevó el viento.
Algo así está pasando estos días en la campaña del 26J. Quiero decir que muchos aires, muchas flatulencias, como que si fueran pedos, que degeneran en alguna que otra plumilla, en "tanzanitos" y en alguna que otra plantación de pinos.
Eso de las escuchas al ministro pepero del Interior se las trae. Si espeluznante es el contenido de las conversaciones, grave es que hayan grabado al propio ministro, el del Interior, el de la Seguridad del Estado, en su propio despacho, en su feudo. ¡Como para infundir tranquilidad a los ciudadanos! Ahora, que el de los Cíus no se ha quedado corto, que fue a pedir cárnica al encargado de los Antifraudes catalanes, por si le facilitaba algún nombrecillo para poder utilizar. Los de laPesoé, después de la que tienen armada con los ERE de Andalucía, y su constante pelea con las encuestas, se libran -porque lo dice la nueva jueza- de la parte política, con lo que esa pieza -la de la Formación- se queda en infracciones o errores administrativos. Y los podemitas, que han declarado a Hacienda tres milloncejos de menos, no reniegan de Chaves ni de Maduro, pero no se atreven a volver a Venezuela, o sea que no te lo niego, pero tampoco te lo pago, y si hiciera falta para eso tienen los podemitas jueces y guardias civiles, para que los defiendan o ataquen.
Vamos que vamos, que digo, como dicen los propios políticos para que nos lo pillen, que algo huele a podrido en Dinamarca. ¡Y cómo debe oler, porque todos terminan, quien más quien menos, con el cinto al cuello por aquellos lares!

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