Que
Venezuela es un país en crisis permanente
no es nada nuevo. Pero que en Venezuela
haya aumentado, como consecuencia de ello, en más de un ciento por ciento, el
índice de mortalidad entre los neonatos, los recién nacidos, es un hecho que
resulta, cuando menos, espeluznante. Cerca de cinco mil bebés fallecieron tan
sólo el año pasado. Y la situación política del régimen populista de Nicolás Maduro, está provocando,
además, el desabastecimiento, prácticamente, de casi todo: alimentos, objetos
de primera necesidad y, ahora, de las medicinas, lo que está llevando la
desesperación a los venezolanos, que se ven obligados a vivir entre la
impotencia y la resignación.
Hasta
tal punto se ha implantado la crisis en la medicina que los galenos piden
insistentemente a los pacientes que tienen que ser atendidos en los hospitales
que se aporten ellos mismos los fármacos que necesiten, incluso las gasas para
las curas y todo tipo de insumos, es decir todo lo que precisen para poder ser asistidos.
No hay nada. Tal es la escasez que padecen los hospitales públicos. Para
algunos médicos que se han atrevido a hablar, en los hospitales estatales se
“trabaja como si fuera un país en guerra”.
¡Jo,
quién te ha visto y quién te ve! Eso le sucede a Venezuela, que de ser uno de
los países más ricos del mundo hace tan solo unos pocos años ha pasado a
conformarse como uno de los países más paupérrimos. Tuvieron los venezolanos mucha
abundancia de petróleo y con el petróleo; pero, luego, no supieron sembrarlo
para los tiempos de escasez. No les digo ya nada desde la ascensión al poder
del que llamaban “mi comandante”, Hugo
Chávez. Pero, la debacle llegó con su sucesor, actual presidente Nicolás Maduro. Pero, él, el desastre
personificado, tan contento. El Fondo
Monetario Internacional (FMI)
considera la economía de Venezuela como la peor del mundo. Y eso no es una
broma, no.
Pánico
nos entra, se nos abren las carnes, sólo de pensar que un régimen similar, o
parecido, se pudiera instalar en breves en España.
Ya no sólo temor por la represión política -como por ejemplo, el
encarcelamiento del opositor venezolano Leopoldo
López, que ya lleva más de dos años preso y que corre el riesgo de
permanecer otros diez al menos-, sino, y también, que la democracia por la que
tanto hemos luchado y el estado de bienestar que hemos conseguido se nos puedan
ir al carajo en menos que canta un gallo, o rebuzna un burro, o hace lo propio
suyo cualquier animal.
Miedo
nos da la nueva estrategia que dicen los de las redes sociales que es probable
que emprenda en España el líder de laPesoé,
elPedroQué, quien venía manteniendo
un prudente silencio, que está más guapo. Su reciente frase-pensamiento “¿Y por qué no?” ha provocado todo tipo
de especulaciones. Quizá, y es lo más probable, esté anunciando una alianza con
los podemitas de elBarredor, Pablo Manuel Iglesias, para intentar la
formación de un nuevo Gobierno para
España. ¡¿Y por qué no?! Sería la formación de un Frente Popular de Izquierdas, en el que estarían los podemitas,
hijos putativos del bolivarismo venezolano. Y ya ven cómo les va por allá a los
ciudadanos venezolanos, en lo político y en lo económico. Y cómo se las gastan
estos. Este país nuestro no es, por favor, ni por asomo, Venezuela. Si
elPedroQué aceptara liarse con los populistas bolivarianos, que tenga por
seguro que pasará a la Historia, pero ya sabe cómo. Quizá, con tal de llegar a
ocupar La Moncloa, no le importe ni
la Historia, ni el cómo.
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