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domingo, 21 de agosto de 2016

El oro y el moro

Mariló se denunció a sí misma por dos infracciones de tráfico
y un vasco ostenta el récor mundial de alcohol en sangre, superando el coma etílico

Miren ustedes por dónde, a veces, los sueños se hacen realidad, aunque no sin antes haber tenido que poner voluntad, entrenamiento y sacrificio. Digo que a la saltadora de altura, española ella, Ruth Beitia, nadie le ha regalado nada. Seguro. Pese a sus treinta y siete años, se llevó a la saca la medalla de oro de la especialidad en los Olímpicos de Río. Y eso que era la de mayor edad de entre las participantes. Pues, todavía hay quien dice que porque no estaba la campeona anterior, la rusa Chicherova, que triunfó en los de Londres ¡Caray con la “putinna”! No participó en Río por el veto al “dopaje de Estado. Lo que tenían que haber hecho era anular su marca y obligarla a devolver la medalla.
Que nadie le quite el mérito a la española, que no es una cualquiera en el mundillo del atletismo y se batía los metales con las mejorcitas del mundo. ¡Ay, si la envidia fuera tiña!
Tampoco hay que quitarle su mérito a otro español, vasco para más señas, que ha batido un nuevo récor mundial, el de alcohol en sangre. Oigan, que es que lo ha barrido, lo ha pulverizado. Iba el “enbebido” señor por las carreteras francesas, por allí, por Burdeos. Cuando los gendarmes le dieron el alto, no sabía ni a dónde se dirigía ni de dónde venia. Probablemente, ni iba a misa ni venía de ella. En el control de alcoholemia -que se le tuvo que realizar en el hospital, porque no podía ni soplar- dio 4,75 gramos por litro de sangre, lo que, por increíble que parezca, supera con mucho el límite del coma etílico. A ver si retiene el récor durante mucho tiempo sobre todo por el bien y la seguridad de los demás conductores. Y mientras recupera la memoria que lo pongan una temporada a la sombra, que, a lo que parece, el sol le licúa el sentido.
Para ponerse a los mandos de un vehículo, hay que ser honrado con uno mismo. Si no, que se lo pregunten a la presentadora de teuve Mariló Montero, sí, aquella a la que elBarredor podemita, Pablo Manuel Iglesias, le tiene ganas, pero de azotarla hasta hacerla sangrar. La misma. Ella solita se fue a la Guardia Civil para presentarse dos denuncias por dos infracciones que había cometido con su motocicleta. Ya lo ven, a eso se le llama educación cívica, aunque no sé si también educación política y social.
El caso es que ella, laMariló, circulaba con su ciclomotor por las calles gaditanas de la localidad de San Lucar de Barrameda, y decidió que había delinquido, porque su “pepitogrillo” no la dejaba en paz. Ni corta ni perezosa, declaró a los agentes que había circulado en su vehículo sin casco y que había transportado en el manillar del mismo bolsas de la compra. Pagó cien euretes de multa, y a correr. Conciencia tranquila. Ahora que digo yo, sin ánimo de ofender, que ya que sabía que iba a delinquir -es decir, premeditación- que se hubiera puesto el casco y que no hubiera colocado los paquetes donde no debía. O bien, repito que sin ánimo de ofender, que hubiera cogido un taxi, que es que le habría salido más barato, con lo que se habría ahorrado tiempo, dinero y ridículo. Aunque, bien mirado, le ha salido más rentable la publicidad. Es eso de, ya saben, que lo importante es que hablen de uno, aunque sea para bien.
Bueno, es una manera de estar en candelero, como la saltadora olímpica brasileña Ingrid de Oliveira, que, la verdad, no sé si ganó alguna medalla, aunque me da igual. Pero, ha salido más en los medios de comunicación que si hubiera logrado ganar cinco oros. No tuvo otra ocurrencia que echar a su compañera de habitación, porque le entró un apretón, pero sexual. La noche antes de su participación en la prueba en la que participaba se la pasó con el remero Pedro Goncalves. La echaron de la Villa Olímpica. Pero, que le quiten lo “bailao”. Y gracias por la publicidad gratuita, porque, como no está de mal ver, a buen seguro que le sale algo más rentable que las medallas.

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