La fiesta ya está montada. El
innombrable juró y perjuró
que nada tenia que ver con los papeles de Panamá.
Luego pidió y exigió, sin rubor alguno, el cargo
Es
que vivo sin vivir en mí. Vamos, que no veo llegar el día en el que el ministro,
en funciones, Guindos, dé una
explicación pública en el Congreso de
los Diputados sobre la designación del exministro Soria como representante ejecutivo de España en el Banco Mundial.
Habrá que prepararse para todo, desde lo más razonable o descabellado hasta el
nombramiento “en diferido”, que diría la secretaria general de laPepé, LaCospedal. Si no tenían ya pocos argumentos los de la oposición
con lo de la corrupción pepera, llegan estos ahora y les dan más carnaza todavía.
Porque, al fin y al cabo, lo de Soria puede ser considerado como corrupción. Se
lo han puesto muy fácil, una vez más.
Como
decíamos ayer, y anteayer, por lo menos que guarden las formas los peperos. Y
así no es, no. Anuncian el nombramiento de Soria nada más terminar la segunda
sesión fallida de Investidura de Mariano Rajoy. Eso es muy mala leche.
Si se llega a producir una filtración durante el debate -¡Mi Dios!- no nos podemos imaginar ni la
que se hubiera podido armar. Así y todo, la “fiesta” está montada. El ahora ya
“innombrable” exministro tuvo que dimitir del cargo por “Los Papeles de Panamá”, pero antes juró y perjuro más veces que Pedro antes de que cantara el gallo que
él nada tenía que ver en el asunto. Resultó que sí, y mucho. Pero, en vez de
arredrarse o “amoinarse”, el exministro exigió para sí el cargo ejecutivo
dotado con un premio de doscientos cincuenta mil euros al año. Bingo. Coñe, que
ya antes del verano se lo pidió al presidente Rajoy: ¡Que qué es de lo mío! Y
lo suyo llegó, no sabemos si por agradecimiento o por temor a males mayores.
Por si las moscas, y este abre la boca.
A laCospedal le correspondió el primer turno
de defensa en cuanto que con el nombramiento llegó el escándalo. Como si se
cambia de peinado como si no, laCospedal seguía atragantada, con el tito de
aceituna en la garganta, que lleva atravesado ahí desde el programa “en
diferido” de Bárcenas. Ni elTato se cree ya lo que de esto o de
otras cosas quiera y pueda contar la secretaria general del partido. Como se
dice, se le pasó el arroz, y ahora le ha llegado el tiempo de descansar, con
tranquilidad o en paz, como ella prefiera. Es tiempo de obligatorio relevo.
Ya
me dirán, y vuelta la burra al trigo, que por más que se machaquen en querernos
hacer creer que el nombramiento no es político, por ahí no pasa nadie. Creo que
ni ellos mismos. Y más cuando nos han enterado desde la propia “La Razón” -¡Pásmense!- de que el
tribunal evaluador que optó por el candidato elInnombrable -el exministro Soria
por si hubiera alguna duda- estaba integrado en su totalidad por altos cargos
de laPepé, que sí, que son técnicos todos ellos y bien y altamente cualificados,
que sí, pero todos militantes de laPepé, también. Hombre, ya, así cualquiera,
que era como se las ponían al de El
Escorial y, a veces, ni acertaba, como parece ser el caso.
No
te amuela, lo que nos dice hoy mismito el presidente del Gobierno en funciones, a saberse, el propio Mariano
Rajoy, para que dejemos de dar la murga. Que Soria es un funcionario, que
ha participado en un concurso. Pero, se olvidó de añadir que el tribunal era íntegro
pepero. Es más, para quitarle hierro al asunto y para que nos quedemos
satisfechos y tranquilos nos consuela añadiendo que Soria se ha marchado de la
política, que ha desaparecido de todo cargo político y puesto de partido. Todo
lo cual nos parece muy bien. Pero la mancha está ahí y no se la quita ni con Cebralín. Mejor había cogido el
exministro otros derroteros y el presidente del Gobierno en funciones no hubiera
dado el plácet para darle el cargo.
Entre
los dos -o entre los tres, si sumamos a Guindos- han hecho un pésimo favor al
partido con una imagen pésima del mismo, y han alimentado la disensión interna,
que queda clara como la luz del día. Primero Juan Vicente Herrera, de Castilla
y León, a través de su consejera Rosa
Valdeón; después, la presidenta de la Comunidad
de Madrid, Cristina Cifuentes. A
este descontento se suma igualmente el candidato a la Junta de Galicia, Núñez
Feijóo, quien ve en el nombramiento un movimiento arriesgado y “difícil de
entender”. Y que lo diga, menuda, putada para él, en vísperas de las elecciones
autonómicas gallegas. Pues, nada a mandar, que de templar y parar seguimos
buscando candidato. Aunque, como, habrán podido percibir, tanto el presi, como
el ministro del guindo, creen que sí saben explicarlo. Y la alemana Merkel no tiene barba, que se sepa,
pero estos sí y muchos enemigos por la izquierda.
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