Begoña Gómez tiene una carrera y
un máster en “marketín”.
Y es que con eso tampoco nadie había contado
A
ver, que aquí una de las cuestiones a dilucidar es quién pidió que hubiera
policía a las puertas de Ferraz y
quién asintió para que allí estuviera a primerica hora de la mañana. Porque, a
ver, si los críticos ya no reconocían a elPedroQué
como su secretario general y guardián del llavero de la sede del partido, o fue
él mismo o alguien de su entorno el que solicitó la presencia de los polis.
Pero, claro, quién en la delegación del Gobierno
de Madrid fue el que dijo que sí, que allí estarían los agentes, y los
mandó. Pero claro, quiénes son los críticos de elPedroQué para decir si este
sigue siendo o no secretario general y, por tanto, si realmente de la delegación
del Gobierno deberían haberles consultado para si, por fin, tenía que ir o no
la policía y por si la cosa se prolongaba y había que llevar bocadillos para el
contingente. ¡Menudo lío!
Tampoco
ha sido para tanto, porque casi casi que había más periodistas a la puerta –chupando
asfalto, porque no los dejaron entrar- que militantes del partido insultando a
los críticos. Parecía, por las voces que daban, que eran una legión, pero en
pocos momentos pasaron de la cincuentena. Si los identificara la policía,
acaso, quizá, o mejor aún, nos podríamos llevar una sorpresa, que no un
zarpazo, porque mucha coleta atada y melenas al viento se vislumbraban por los
alrededores. No quiero decir nada, pero que cada cual entienda lo que le
apetezca.
Lo
cierto es que por lo que se filtraba de entre los que salían y entraban, la
impresión que laPesoé ha dado, en España y en parte del extranjero y norte
de Portugal, incluida Cataluña, es la de un partido deshecho, sin orden y sin concierto,
abocado a la autodestrucción, a terminar como el Rosario de la Aurora. Cuando el expresidente de Gobierno Felipe González dio la orden de ataque con
sus declaraciones de hombre frustrado por la mentira que le había “colao” y “colocao”
elPedroQué todos pensábamos que todo estaba atado y bien atado para que, en poco
menos de lo que se da un soplo, el secretario general de laPesoé cayera. La
evidencia nos muestra que no, que todo estaba expuesto a la improvisación. O
sea, que lo mismo daba los unos que los otros, los unos desde las trincheras y
los otros desde los oteros. Sea cual sea el desenlace, el espectáculo –patético
él- ya está servido.
En
medio de todo este caos, el siempre omnipresente presidente del Gobierno de
España, el pepero Rajoy, que sin ni
tan siquiera tener que madrugar para desayunar, ya estaba en la sede de Ferraz en la estrategia seguida por
elPedroQué, el que lo llamó indecente y al que luego el otro le retiró el
saludo, porque su finalidad, la del de laPesoé, es que el de laPepé no llegue a formar Gobierno,
que, dice, España no se lo merece.
No
supieron los críticos espantar el espíritu gallego de la Santa Compaña de
Rajoy, pese a que incidían una y otra vez en que lo que se debería decidir era
si elPedroQué continuaba siendo el líder y que no habría Congreso en octubre o,
al menos, no antes de que España tuviera Gobierno. Para recorrer ese camino se
necesitaban otras alforjas, y las llaves de la cuadra las tenían los de Ferraz.
Un pequeño detalle que les pasó inadvertido a los críticos criticados.
El
PedroQué ha estado más pendiente del teléfono que llevaba en el bolsillo
derecho que en el del izquierdo, y eso que al primero le ha tenido que cambiar
la batería en varias ocasiones. El teléfono del bolsillo derecho no sonaba,
sólo vibraba, de manera esporádica, pero con el tiempo medido. Cuando descolgaba
el celular derecho, del otro lado se dejaba oír una voz femenina: “aguanta,
Pedro, aguanta, que dice el podemita Iglesias que todo va según lo previsto,
y que te olvides de la andaluzzza, que a Alberto
Garzón no le ha ido tan mal”. Begoña
Gómez, la mujer de rojo, sueña de nuevo con estar en La Moncloa, como decía antes del 20D a todo aquel que la quería escuchar, o no. Hasta citó entonces en
el transcurso de una entrevista a Ana
Rosa a verse de nuevo, pero ya en La
Moncloa. No en vano tiene una carrera y un máster en “marketín”. Y es que
con eso tampoco nadie había contado.
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