La revolución de los jueces

Podemos tener un presidente boceto de arlequín

picasiano con cortes buñuelistas, pero sin arte

Lo que nos están haciendo con el delincuente y golpista Arturo Mas no tiene nombre. Se pensarán los del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que nos calman "la hambre" con un trocito de pan. Ellos dirán lo que quieran y nosotros pensaremos lo que nos venga en gana, aunque con un poco más de razón y de lógica. Pero, ellos han decidido que sólo hay delitos de desobediencia y prevaricación en su actuación, y en los de dos de las sus consejeras de entonces, en relación con la payasada del referéndum del 9-N de 2014.

Así que con esos cargos se llevan al banquillo al delincuente Mas. Ni por asomo lo van a juzgar por malversación de fondos, ni a él ni a los otros, ni al su vicepresidente Homs, para el que el Supremo ya ha solicitado el correspondiente suplicatorio, porque ahora es congresista del Congreso de los Diputados. Todo porque un fiscal -al que se une, como se ve el Alto tribunal catalán- afirmó que las empresas ya estaban contratadas para la celebración de la consulta antes de que llegara la prohibición del Constitucional. Semejante majadería no se le ocurre ni al que asó la manteca. Pero, ya ven, ha "colao". Y nosotros trabajando, mientras ellos se libran del caminito de Jerez.

De lo de la sedición o golpe de Estado ni se han preocupado los del Superior catalán. Nadie ni nada; como el que oye llover. Tienen  miedo los jueces. Porque el asunto está más claro que el agua, hasta para los que no somos ni jueces ni fiscales. Vamos que a los de la plebe para hacer lo que hacen ellos, los unos y los otros, no nos hace falta ir a la escuela y menos perder el tiempo en la Universidad.

Si es que nos vamos a volver a ver en las mismas dentro de menos de un año. Sencillamente porque el otro delincuente y golpista sucesor del anterior, elPuijidemón, ya está preparando el próximo referéndum, y hasta se está a punto de aprobar el presupuesto del mismo. Pues, miren, si eso creen los jueces y fiscales que no es malversación de fondos públicos, no que venga Dios y lo vea, no, que se compren los periódicos o escuchen las emisoras de radio y teuve, coño, que eso hacemos los demás para que nos enteren.

¡Es que ya está bien, hombre, que ya está bien! El personal nos estamos cabreando -por decirlo de una manera suave- y vamos a empezar a hacer campaña para no pagar a Hacienda. Total, nada delictivo, porque eso ya lo ha hecho el gánster elPuijidemón, que ha amenazado a los ciudadanos catalanes si no pagan sus impuestos en la Hacienda catalana, no en la española. Eso lo pueden ver los jueces y fiscales publicado en los periódicos, por si no se han enterado. Eso es un delito más grande que la catedral de la Sagrada Familia.

Y ahora nos vienen con notas las cuatro asociaciones de jueces -Asociación Profesional de la Magistratura, Jueces para la Democracia, Francisco de Vitoria y el Foro Judicial Independiente- haciendo un llamamiento a la "cordura" a los políticos y diciendo que consideran "un serio ataque a los tribunales" la actitud de los concejales del ayuntamiento de Badalona que abrieron las puertas del consistorio, pese a una prohibición judicial. ¡Ojo, que ahí siguen, como si nada!

Pero, claro, se ha llegado ahí por lo que se ha llegado. Porque en este país, hasta el más tonto hace relojes, y nadie le dice nada. Pero,  deducimos que si las cuatro asociaciones de jueces -cada una de su madre- se han puesto de acuerdo para emitir un comunicado conjunto es que algo está oliendo mal, pero que muy mal y no precisamente en Dinamarca. Y me barrunto que puede que sea algo grave, pero que muy grave. Ya veremos en qué para todo esto.

Ah, y no se olviden de que el futuro presidente del Gobierno de España, elBarredor podemita, ha terciado en el intríngulis: no entiende que el 12-O pueda abrir sus puertas El Corte Inglés y no el ayuntamiento de Badalona. Aunque, pensándolo un poco más, da igual, olvídenlo, de donde no hay no se puede sacar: velocidad, tocino; tocino, velocidad. Bordes y linos; linos y bordes. Al final, un boceto de arlequín picasiano con cortes buñuelistas, pero sin arte.