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miércoles, 2 de noviembre de 2016

De la casta le viene al galgo

Lo de Espinar no es lo que parece. Sus papás le prestaron
los sesenta mil. El mensajero es el verdadero culpable, los de PRISA

En efecto, hemos de concluir que la mayor parte de nuestros jóvenes andan "agilipollaos". Sí, sí, tal cual. Estos que se encuentran en edad de merecer -ellos y ellas- no tienen ni idea de la vida misma. Oigan, que se pasan más de media juventud estudiando, unos, y en otros "quehaceres", los otros; pero, en definitiva, buscándose la vida, aquí o en el extranjero, cuando sin salir de casa y con veintiún años los hay que se pegan el pelotazo padre, madre y abuela incluida, si hace falta. Bien se tenía guardado el truco, bien, el portavoz podemita en el Senado.
A los poco más de veinte años, el podemita Ramón Espinar supo apañárselas para ganarse treinta mil euros del ala -veinte mil dice él, humildemente, que no es para tanto halago-, comprándose una casita en Alcobendas y vendiéndola poco después. Treinta mil, ya digo, del ala. Y sacó para pagarse un máster y comprarse un portátil y, digo yo, que también para el bonobús. Lo fáciles que son las cosas -y los demás jóvenes sin saberlo-, cuando se hacen bien. Porque, ya me dirán quién no tiene unos padres y una abuela que le presten, ya, unos sesenta mil euricos. Si sólo es bajar al cajero insertar la tarjeta y, eso, ahí están, para lo que se considere menester. Con lo sencillo que es, y los demás pasando penurias. ¡Que no haya penas, coño"! Sólo es cuestión de pedir el dinero a los papases y mamases y, si hace falta un pico, a las abuelesas. Que no hay que pasar miserias. 
Anda que ya le vale al podemita. Ni vivía donde compró la Vivienda de Protección Pública(VPP), ni jamás la habitó, ni participó en concurso alguno para su concesión, ni se sabe de dónde sacó los sesenta mil euros para la entrada. Él dice que la pasta provino de sus papás -mamá y papá- y de una agüelica, pobre, tal cual como si hubiera sido un desfalco para la anciana o un atraco por mor del cariño. Lo del papá, acaso, pueda ser creíble; ya saben que el suyo está implicado de lleno en lo de las "tarjetas negras" -black-, de ahí que el galgo tenga esa casta, de la casta.
En cualquier caso, y por más que se empeñara en repetirlo esta mañana, todavía el senador podemita Espinar,  miembro, para más inri, de la Comisión Anticorrupción, no ha aclarado la procedencia de los sesenta mil euros de los que se sirvió para especular con una vivienda de Protección Pública. Él dice que fue una operación legal y ética. Lo de legal está todavía por ver; lo de ético, eso de lo que habla, pero que no entiende, lo dejó por los suelos. O no, si nos atenemos al concepto de ética que tienen los podemitas: tener una carrera, ser hijos de padres ricos y que se jodan los últimos, es decir los pobres.
Pero, no tengan cuidado por este elemento, que no está sufriendo lo más mínimo por el escandalazo que hemos conocido hoy, que qué no habrá por detrás que no sabemos. Su única preocupación es que le están jorobando la carrera política al galgo, que espera y confía en llegar a ser, todavía, de los más mandamases del su partido podemita en Madrid. Más claro: que le voten todos aquellos jóvenes que sus papás no tienen sesenta mil euros para podérselos prestar, que no tienen otro techo que el de sus padres -y dando gracias- o que han tenido que emigrar en busca de un futuro, que ni tan siquiera saben si tendrán. Amén.
Eso es lo que le preocupa al pollo, como a sus acérrimos defensores, elBarredor Pablo Manuel, que se enchufa al año ciento veinte mil euros -que se sepa- y vive en una casa de Protección Pública en Vallecas, que era de su madre, funcionaria de toda la vida, y que esta no habita. Otra ilegalidad al canto. O el argentino Echenique, secretario de Organización -de la organización podemita-, que defrauda a la Seguridad Social y paga un sueldo miserable a su asistente, al que no tenía asegurado. O como laChoniPerejilera, hija de "papáymamá". O elSieteMesino, que, aunque a trancas y barrancas, sale a favor del pollo, sin argumentos -evidente-. Pero, es cuestión de honor entre los de la omertá. ¡Menuda tropa! Siempre los mismos.
Es tarde ya, que se ha puesto el sol, y Espinar -no busquen connotaciones con la finca de El Espinar, en Segovia, de la podemita alcaldesa de Madrid, porque no las hay. O acaso sí, sin que lo sepamos nosotros- sigue ahí, sin dimitir. ¡Manda huevos! Y cómo se ponía el pollo con los especuladores. Pero, para él, esto es como una broma, no es lo que parece, todo es una historia que se han montado los de PRISA, pero sin pausa. El mensajero.

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