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sábado, 31 de diciembre de 2016

A Vargas Llosa le jodieron el Perú

En realidad, es que son cuatro pelagatos malparidos. Con dos camiones y poco más de una docena de armas -o menos- han conseguido acojonar a la humanidad, desde donde sale el sol hasta el ocaso. Estos fanáticos, locos, yihadistas, se deben estar regodeando por todo lo que han armado, porque han sido acogidos como refugiados, como si tal cosa, muchos de ellos, engañando a los listillos alemanes y catalanes, incluso polacos. Esta noche, sin tan siquiera moverse de sus casas brindarán con alcohol puro y unas tapas del de bellota, porque nadie los ve.

Más que los belenes y los mercadillos y las san silvestres, hoy han sido más visitados y admirados los centros de las ciudades para contemplar cómo nuestros ángeles custodios las han redecorado y acondicionado, en evitación del intrusismo "camioneril", que confían en no ver aparecer, pero, por si acaso, prevén pueda acontecer. Los yihadistas, ya digo, es muy probable que hoy se lo tomen de "descanso", viendo tranquilamente la tele; hoy, no es su día. Ya han conseguido un triunfo, sin esfuerzo, meternos el miedo en el cuerpo, o al menos la obsesión por la precaución, y hacernos cambiar la nuestra estética navideña tradicional de nuestras calles, de Europa, de Occidente, hasta las de las ciudades más pequeñas. Nos han jodido, como a Vargas Llosa el Perú, la Navidad.
Es cierto que no hay seguridad absoluta, ni nadie la puede garantizar al cien por cien. Pero, todo lo que se haga para evitar males mayores es poco. Aunque poco, también es cierto, podemos hacer los ciudadanos para evitarlo. Es más bien una cuestión de los políticos; es su responsabilidad. O la irresponsabilidad, en España, de los dirigentes podemitas, en especial y en particular la de elBarredor Pablo Manuel. El coleta morada se ha negado a que su partido forme parte del Pacto de Estado Antiyihadista. Pero, tanto y más es la irresponsabilidad del presidente del Gobierno de España por permitir que este partido esté como oyente en las reuniones del Pacto. Porque, miren, y no nos engañemos, elBarredor es amigo íntimo de elGordo, del inhabilitado etarra Otejjji; porque elBarredor es amigo y defensor de los etarras, como lo es su amigo Monedero, que apoyó con su presencia de cuerpo presente en una manifestación a los terroristas de Alsasua, sí, los que de manera vil y cobarde, en grupo, agredieron a dos guardias civiles y a sus mujeres. Todavía no se les ha oído ni al uno ni al otro una palabra de consuelo y apoyo para las víctimas.
El nuevo ministro de los Interiores de España, Juan Ignacio Zoido, ha querido hoy, último día del año y vísperas, lógicamente, del inicio del próximo, hablar sobre la banda terrorista ETA. Ha querido hacer algo así como una puntualización o matización a otras controvertidas declaraciones que sobre el asunto realizó recién llegado al ministerio. Y ha preferido hacerlo en un medio vasco, El Correo, antes apellidado Español, el Pueblo Vasco. Y afirma el ministro que "hoy no se dan las circunstancias para que cambie la política penitenciaria", en alusión, por supuesto a un posible acercamiento de los presos etarras a las cárceles del País Vasco. Es más, Zoido exige cinco condiciones para este supuesto: que la banda se disuelva como tal, que entregue las armas, que manifieste su arrepentimiento, que pida perdón a las víctimas y que resarza el daño causado.
Muy bien y muy bonito, pero se olvida el ministro de algo muy importante: hay más de trescientos asesinatos sin esclarecer, y el ministro no le pide a ETA que colabore con la Justicia para encerrar a todos esos asesinos que todavía andan sueltos. Seguro que para las víctimas sería la primera exigencia. De todas formas, hasta hace unos días había trescientos cincuenta presos etarras; ya veremos cuántos quedan a finales del año que viene. Y nadie sabe cómo ha sido.

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