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martes, 20 de diciembre de 2016

De refugiados y acogidas

Hasta bien entrada la mañana, pero bien, el Gobierno alemán seguía sin reconocer que la masacre de por la noche en Berlín fuera un atentado terrorista, yihadista para más señas. Ya les vale. Podían haber preguntado a cualquiera que tuviera conocimiento de lo sucedido en Niza (Francia) el pasado 14 de julio, día de la fiesta nacional gala. Entonces fueron ochenta y siete los muertos. Lo de ayer, con doce muertos y una cincuentena de heridos, un calco, ya digo, de lo de Niza, pero que aún así y todo, el Gobierno alemán parece no convencido del todo.
Ya se sabe que la seguridad total no existe, pero el hecho de que el atentado se haya cometido en Alemania no lo soporta la señora Merkel. Pues, sí, y como autor todo apunta -al menos ha sido detenido por ello, aunque niega todo- a un refugiado pakistaní que tiene solicitado el asilo en ese país. Para la primera ministra alemana, de confirmarse que es un refugiado y que ha solicitado asilo "sería particularmente desagradable para las muchas personas que se dedican a ayudar a los refugiados y a las muchas personas que realmente necesitan nuestra protección". 1Hombre no y una desgracia para las familias de los muertos y, por supuesto, para los heridos!
Ahí está la clave de la cuestión, tal cual es la facilidad que tienen de infiltrarse entre los refugiados, los realmente necesitados, todos estos "combatientes" islamistas. Es por esto por lo que se necesita que la acogida se haga con precaución, con mucha precaución, para que la entrada de los refugiados a Europa -sea por el país que sea- se haga con la mayor de las garantías posibles. Sobre todo en miras a nuestra seguridad y la de los nuestros.
Está muy bien, y suena muy bonito, decir, como la ministra alemana, eso de que queremos vivir en Alemania "libres, unidos y abiertos". Pero, tomando todo tipo de precauciones, que por eso no se le va a hacer mal a nadie y se pueden evitar males mayores, como el de Berlín, como el Niza. Pero, lo que sí resulta evidente, es que el atentado estaba, cuando menos, previsto y planificado en fecha y en el lugar, junto a una iglesia semi restaurada, que había sido atacada durante la Segunda Guerra Mundial. El terrorista había buscado la oportunidad del lugar y del tiempo. civil y político: en un mercadillo tradicional navideño, típico de los alemanes, con comida y objetos de decoración para estas fechas, que los católicos celebramos, al menos, si no con fe sí con ilusión. La cuestión política, en la cercanía de las elecciones en Alemania.
Estas Navidades serán más oscuras para los alemanes. Esperamos y confiamos, que no haya ningún otro país que se vea "azotado" por otro atentado similar. Por eso, y me repito, la cautela tiene que estar presente en la llegada y acogida de los refugiados, y no como se ha hecho en Alemania, que ha dado cobijo a más de dos millnes, poniendo en riesgo no sólo a su población -como se ha visto- sino a todos los habitantes de los países de la Unión. El peligro sigue, está latente. Y a lo que parece, ausente el verdadero terrorista de Berlín.

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