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viernes, 20 de enero de 2017

De tontos y gilipollas

En verdad, no sabría, en estos momentos y circunstancias, cuál de los dos me inspira más repugnancia, si el rapero César Strawberry o el senador de laPepé, el almeriense Eugenio Gonzálvez. En cualquier caso, los dos indignan. El rapero este, ídolo de los podemitas, y en particular de elBarredor Pablo Manuel, colocó en Tuiter unos tuis a través de las cuales arremetía contra las víctimas del terrorismo de los etarras y por ende, salía en defensa de los asesinos, como lo hace igualmente el podemita jefe. El senador pepero es más explícito, se ríe de todos. ¡Trabajad, trabajad malditos! Él se ha buscado un refugio en las sombra para que laboremos, y si nos apetece oremos, nosotros todos,  “los gilipollas”.

Aunque el Supremo ha anulado la sentencia de la Audiencia Nacional, que absolvía al innombrable rapero, no demos por concluido el caso, porque el cantanto ha recurrido a instancias superiores, y hasta puede que gane. Y visto lo visto, con asuntos similares de otros podemitas, como los de laSaltaCapiillas o el antisemita concejal Zapata -ya recuerdo, ya- habrá que esperar hasta el final de los finales. Pero, bueno, parece como que alguien está metiendo cordura en los tribunales, que ya va siendo hora. Aunque sabemos que el voceras este no va a entrar en prisión, que dicho sea de paso, ya se lo han preparado bien para que eso no ocurra, pero, al menos, se le condena, que ya es bastante, aunque no suficiente, aunque no sale absuelto. ¡Puff!
Cara sí que le ha echado el cantanto, que después de humillar a Ortega Lara –secuestrado por ETA- y echar en falta la presencia de los GRAPO –otros asesinos como los etarras- considera que lo suyo en “nihilismo irreal”, y, además, tonto, que eso último es de mi cosecha del noventa en barril americano. El tribunal ha rechazado la petición fiscal de considerar el delito del canatanto como un delito continuado, lo que le hubiera valido el aumento de la pena, a derrimir en prisión. No, si ya digo, que preparado bien se lo tenían. Así y todo, por disimular, le han colocado seis años de inhabilitación, que parece que es lo que está de moda, con el fin de evitar a políticos, politicastros, cantantes y cantantos iniciar la peregrinación hacia Jerez.
Graciosa ha sido la moción particular de uno de los cinco magistrados. Las acciones e insultos, que los otros cuatro ven como delito, este lo califica de "exabrupto", aunque no sé, porque ya no quiero leer más partes de la sentencia –me aburren-, si se refiere al cantanto, a lo que dice el cantanto o a lo que opina el juez de lo que dice el cantanto. Con su pan se lo coma, que como es muy probable que salga absuelto, él, el magistrado habrá ganado puntos a ojos vista de elBarredor. Que nunca se sabe.
Y lo del otro, es que ya no tiene nombre. Me refiero al senador almeriense ese, de laPepé, Eugenio Gonzálvez. Coño, si está ganando un buen dinero y sin hacer nada, pues que se lo calle, pero que no venga ofendiendo a los demás. Es que ni se cortó, el tipo. En una reunión con amigos y para saludar a otro por teléfono va y le dice que haga como él, que se retire –o sea que se haga cargo público- y que trabajen los gilipollas. Es decir, nosotros, todos los demás, para que él se lleve los dineros, buenos dineros por cierto. Acaso, no se equivoque y sea verdad que somos gilipollas por votar y mantener a gentuza como él. Pero, hombre, que no nos lo diga, que estábamos tan felices hasta que él nos descubrió como tales gilipollas. Ahora mucho pedir perdón y disculpas. Por mí se puede ir al retrete, con su otro compañero de partido que se autocalificó de gilipollas, ya saben, el que defendía a los golpistas catalanes. Ese sí, de verdad, con méritos sobrados para ello, es un gilipollas, no nosotros.
Del fiscal del Supremo, Carlos Bautista, el del caso del cantanto rapero, ni lo miento. Tuvo que cerrar su tuiter por obligación. Que es que lo llamaron al orden sus superiores, cuando fueron enterados de que escribía en la red social con pseudónimo, que no pasa nada por eso. Lo peor era el contenido, dedicado a sus compas de profesión, a los que ponía "paparir". Ya tenía escritos el tío más de cuatrocientos tuites. España de tontos y gilipollas.

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