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miércoles, 11 de enero de 2017

El concejal gilipollas

Ay, ay ay, que estos cuando están en el armario, tan ricamente, protegidos por el antipolillas están estupendamente; otra cosa es cuando les da por abrir la puerta. Hasta ellos mismos se definen como gilipollas. Es el caso de un concejal de laPepé de Andalucía, que se ha tirado unos días de vacaciones con su familia en tierras catalanas. Anonadado está el hombre, y no sin razón. Dice que esa sensación, la de gilipollas, se le ha quedado, porque "ha sido  capaz de tragarse todavía esos estereotipos" de que los catalanes son demonios con cuernos.

Hombre, si es que nadie ha dicho que los catalanes sean eso; ahora bien, si nos referimos a los dirigentes catalanes que anhelan como agua de mayo la independencia de esa región española, es decir los secesionistas, independentistas y golpistas -como lo del tres en uno-, pues, miren, el concejal pepero, habrá estado de relajo en Gerona, pero es que no se ha enterado de la misa a la media de lo que va la vaina.
Está contentísimo el concejal gilipollas -como él mismo se califica-, porque dice que después de tanto viajar por el mundo -será por el mundo mundial, imaginamos- se ha encontrado poco más o menos, con el paraíso terrenal -el divino es otra cosa-, que está, y nos damos por enterados, en Gerona (Cataluña, España, Unión Europea, el mundo).
Toni Martín Iglesias, que así se llama el concejal de laPepé -se me olvidaba-, autodefinido como gilipollas, se llevó una sorpresa tan favorable por lo que encierra Cataluña y sus gentes que ha salido a la palestra para decir que en la región recién descubierta por el nuevo Colón eso de la inmersión lingüística es un mito y que, además, se puede rotular en Castellano. La amabilidad personificada se ha encontrado el pepero en Gerona. Vamos que por todas partes  vio sonrisas y educación para con él y los suyos, como en parte alguna. Ignora este trotamundos que lo cortés no quita lo valiente, y si además le sacan la pela, mejor que mejor. Fíjense hasta el gasolinero le hacía carantoñas al hijo del gilipollas. La pena que no fuera a la pastelería del papá de Puigidemón, que por tres docenas de pasteles se gana el derecho a que le digan buenos días en Castellano.
El gilipollas se ha quedado con más ganas de Cataluña, lo cual nos parece estupendo, al fin y al cabo añora a España, a esa parte del país que lo es, de momento. Si algún día este concejal pepero decide emigrar a esas nuestras tierras como charnego, de la mano, por ejemplo, de su colegui de partido Olbiol, quizá ya no le parezca todo tan bonito por allí y se le caigan los palos del sombrajo o se le derrumbe encima el castillo de Monyui. Ya veremos si al mes de residir allí mantiene el anhelo que ahora le invade o le surge la saudade, la añoranza por su tierra andaluza o de cualquier otra parte de España. Quizá entonces sepa del verdadero significado, en toda su amplitud, de ser gilipollas.
Pero, nada, el gilipollas está encantado de la vida. Hasta los de la teuveé de la Tres de esos lares lo han entrevistado. Seguro que los propios televiseros estaban sorprendidos -todavía más que él- de que alguien, uno de los de la España que les roba, concejal de laPepé, que dejó en esa región su pasta vacacional, los vea a los golpistas como dice que los ve. Pero, eso sí, aunque se considere como un gilipollas, elToni ha logrado salir en la tele catalana, la más importante "do mundo". Hay quien por un minuto de gloria es capaz de perder su dignidad para toda la vida, quiero decir que quede como un verdadero gilipollas para el resto. No es el único, eso de salir en la tele debe de volver loquita a la gente. Y si no, que se lo pregunten a la ministra de las Sanidades, laDolores. de muelas será.

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