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lunes, 20 de febrero de 2017

La pelea de bar

Lo de Brucegüilis, o lo de Melyibson, o lo de Clinisbuz son todo películas, ficción, puro teatro. En los filmes se zurran de lo lindo, pero no pasa nada. Al cabo de unos días, los que se habían muerto ya están en otra peli y a los que habían "aliñao" reaparecen sin ni un moratón ni una cicatriz. No son tan siquiera una simple agresión, ni tan siquiera peleas de bar. La realidad supera la ficción, como es el caso de la agresión en Alsasua (Navarra) a dos guardias civiles y a sus mujeres. Eso no fue una peli; eso fue una realidad, dura, sí, y brutal. Fue un delito de terrorismo.
La Audiencia Nacional -aunque haya pasado desde octubre a esta parte- considera que los hechos del día veinticinco de aquel mes constituyeron un delito de terrorismo, "por el clima de presión y hostigamiento hacia los agentes" de la Benemérita. No se hable más, digan lo que digan, los atacantes terroristas serán juzgados por eso, por un delito de terrorismo. A ver qué dice ahora el podemita del Metro, elMonedero, que allí fue, hasta Alsasua, a manifestarse con los proetarras, en defensa de los agresores. ElMonedero está convencido de que, digo yo, todo fue un mal entendido: libertad de expresión y nada más. Y hasta se gastó en el viaje unos cuantos duros de los que le dio el venezolano Nico Maduro, su amigo de toda la vida.
Todavía no hemos oído pronunciarse a elBarredor podemita Pablo Manuel sobre lo que considera la Audiencia. Todo se andará. Está ahora Pablo Manuel muy ocupado en tratar de ocultar la puerta giratoria de la mamá del su camarada Pablo Bustindy, que hasta fue ministra de Sanidad con el pesoísta Felipe González. Nos enteran ahora -y probablemente nos seguirán enterando de otros más aconteceres similares- que Ángeles Amador, la mamá para seguir con el discurso,  aterrizó en 2015, y no por casualidad, en la empresa Red Eléctrica. Desde entonces, la mamá se viene engordando la faltriquera con unos 175.000 euros al año, euro arriba euro abajo. Y, coincidencias de la vida, en la misma empresa en la que también se ha aposentado recientemente el exdirector de la Guardia Civil, Fernández de Mesa, que también se mete una pasta gansa.
Menudo la lió el otro día en el Congreso Pablo Manuel. Casi llegan a las manos los podemitas y los peperos. Los de LaPodemos gritaban que el fichaje de Mesa era una "corrupción  ilegal", y que yo sepa pocas, o ninguna me da a mí, que haya corrupciones legales. Pero, en fin, los de laPepé amenazaban con bajar de la bancada y los podemitas que allí los esperaban fumando, como la nuestra Sarita, laMontiel. La pena es que -ya que les pagamos-  no pudimos disfrutar del evento -entiéndase trifulca-, porque -otras casualidades de la vida- las cámaras del Congreso de los Diputados estaban de bureo.
Pero, hay más. El papá de Bustyndy, Javier, fue en su día director del Metro de Madrid y de Cercanías de Renfe, de ahí puede que le vengan esos amores alMonedero por el Metro, por si se caen algunos céntimos por allí está él, que uno no se hace rico de la nada. Así que en la casa de los papás Bustyndi-Amador no se debieron de pasar muchas miserias, ni en plena crisis -¡mejor "paellos"!-, pero, coño, que no vengan ahora los podemitas de santos caídos del cielo, que es que el hijo Bustyndi es diputado en el Congreso y miembro de la nueva ejecutiva podemita y, de hecho, cursó desahogadamente estudios en el extranjero.
Si alguien piensa que es para tenerle envidia a esa familia, pues acierta. Junten la pasta que puede entrar en esa casa: ingresos de papá, de mamá y de podemita diputado. O sea que para ajuntarse a Pablo Manuel hay que ser, lo primero, rico; después, con carrera universitaria -si son dos o más, mejor- y, al decir de algunos, guapo. Esto último ya va en gustos, que sobre eso hay mucho escrito.

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