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domingo, 19 de febrero de 2017

Guindos prefiere el 67 al 69

A ver, vamos a ver, que ya nos amargaron los días estos de laPepé; no sólo elfinde, sino, y lo que es lo peor, lo que está por venir. Miren que el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, está totalmente convencido de que está más que justificado retrasar más allá de los sesenta y siete años la edad de la jubilación. Con eso, y vaya usted a saber, casi casi que se podría garantizar el sistema público de pensiones. Lo que no se ha atrevido a augurar, el paisa, es a poner una edad tope, para que vayamos haciendo cada cual nuestras cuentas para la despedida final.
A lo que más ha llegado es a dejar entrever que todo dependerá de lo que se estipule como esperanza de vida. O sea, que si la esperanza esa aumenta, se retrasará proporcionalmente la edad de jubilación. Menos mal, es un decir, que, aunque en cien años todos calvos, no vamos a llegar a la edad de Matusalén. Si no, ya nos vemos todos como el príncipe Carlos -no se le puede llamar principito-, que todavía está por ver si llegará a ser rey de la Gran Bretaña algún día. O si lo "fueriese" su graciosa majestad, quizá, sus desplazamientos los tenga que hacer con la UVI móvil, esas asistenciales de las veinticuatro horas. De todas formas, él sería afortunado, porque es príncipe -entonces ya rey-, pero nosotros no.
Por si no fuera poco el panorama que nos plantea elLinde, así y como el que no hace la cosa, vamos que como si no se moviera de las ropas , nos aconseja que, por un por si acaso -que seguro que llega el acaso-, nos vayamos cubriendo las espaladas con un plan de pensiones. Entre lo uno y lo otro, entiende éste que podremos sobrellevar lo de la jubilación. Hombre claro, y si nos juntamos unos cuantos y pagamos el alquiler del piso, también. Y al que le llegue el sueldo que lo atiendan en la residencia, allí lo despertarán para llegar a la hora al trabajo, "desayunao "y "aseao".
¡No te digo! Pero si es que no tenemos para si mal llegamos a fin de mes -contando con las tarjetas de crédito- y nos aconseja, el gachó, que nos paguemos una cuota para un plan de pensiones, del que cuando se nos comience a caer la "moquera" nos descontarán una buena pasta, porque la hemos detraído anteriormente de la declaración de la renta. O sea que ni con la jubilación ni con el plan pensionil juntos, sumados, nos va a llegar para permitirnos un viajecito de asueto a Benidorm, aunque tampoco tendríamos muchas ganas o estaríamos en disposición física mucho más allá -según podemos prever- de los sesenta y siete.
Leche, para este panorama que nos pintan no necesitábamos estas alforjas. Para esto que se nos avecina -y no es de ahora- no nos hace falta ser sociólogos ni economistas, ni chorradas similares. Porque si con los sueldos que se cobran políticos, subpolíticos, asesores, subasesores, sindicalistas  y subsindicalistas y demás, que se nos comerían hasta el espacio si los citamos aunque sea de manera somera, no encuentran una solución vámonos y que el último que apague la luz. ¡Coño, reinvéntense! Lo único que hacen desde años es soltarnos el mismo rollo, con la única novedad de que aumenta la edad para la jubilación. ¡Para eso, un pan como unas "ostris"!
Pero, al final, esperanza. El ministro de las Economías, de Guindos, ha matizado lo dicho por el gobernador del Banco de España. Todo palabrotas que acojonan al personal. ElGuindos avisa de que aquí no pasa nada más allá de lo ya sabido, que todos tranquilos, que no nos vamos a ir saltando de los sesenta y siete, que no nos vamos a retrasar al sesenta y nueve; en todo caso saltaríamos a los setenta. Y, fíjense que a mí este ministro me recuerda a los abuelos de antaño, sólo que falto de la boina, la cacha y el zurrón en ristre. Bonita figura para ir a trabajar al ministerio, superados los setenta.
 

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