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miércoles, 15 de marzo de 2017

Deleznable y cobarde

En breves se nos va el presidente del Tribunal Constitucional (TC). Es que ya se está yendo. A lo que se ve ya tiene un pie en la otra orilla. Pues, que tenga buen viaje, que para lo que nos toca ya se podía haber largado tiempo ha. Y es que no es eso, coñe, que para decir lo que ha dicho tiempo y lugar ha tenido; pero, no, espera hasta el último momento, a apurar todo lo que ha podido, para llenar al máximo la faltriquera. Eso es deleznable y, además, de cobardes. Deleznable por el contenido del mensaje que ha querido enviar al Gobierno y cobarde, porque tendría que haber dimitido o pedir la disolución del Tribunal más Alto hace ya.
Francisco Pérez de los Cobos ha asegurado en el sermón de su despedida que "el llamado proceso soberanista" de Cataluña -habría sido más acertada la denominación de los catalufos- no puede ser resuelto por este "órgano" -refiriéndose al Tribunal Constitucional-, lo cual es obvio y evidente. Todos lo sabemos, no hace falta ser tan inteligentes como el exentrenador de la Selección Española de Fútbol, Vicente del Bosque. Es una cuestión que hay que resolver desde diferentes organismos, como el Ejecutivo y el Legislativo, además del Judicial, que no nos venga echando balones fuera. ¡Que parece que el pollo no se entera, visto lo visto!
De los Cobos -que dicho así asustaría a un niño en una noche de cuentos y relampagueante- se contradice en varias ocasiones en su discurso, porque donde dijo digo luego dijo Diego, pero no, pero sí, aunque puede, pero por si acaso. Lamentable intervención, ya digo, deleznable y cobarde. En conclusión, que el Constitucional no vale para nada -y a la vista está- e implícito va en su mensaje que mejor sería prescindir de él; pero, él ahí ha estado hasta el final de su mandato, callado y cobrando, asido a su misérrima -y enorme- parcela de poder. Sólo le faltó decir que sí, que voten los catalanes, que hagan el referéndum, o no sé si, entre las cosas de las que habló, lo dijo en abstracto o en cubista; no llegó al impresionismo en su expresión, porque, quizá, puede, que no lo conozca, pero desde luego, impresionar, sí que impresionó. Algunos de los presentes en la despedida boquiabiertos se quedaron, y aún a estas horas les sigue doliendo la quijada. ¡Eso para que sepan con quién se juegan nuestros cuartos!
Otro que también -debía de ser el día- sacó a pasear sus desvergüenzas fue el exseleccionador de laRoja, el miembro de la Corte, Vicente del Bosque, charnego de vocación, quien implícitamente ha considerado "que todo el mundo tiene derecho a que se respete lo que piensa". Pero, claro, el hombre confunde, o no, que las obras son amores y no buenas razones. Y su falso "buenismo" lo pierde -ya lo hizo con Piqué-, porque dice de los jugadores de su Selección que se han comportado siempre correctamente. Que le pregunte al portero Casillas, cómo eran las concentraciones: los catalufos por un lado -eran ellos los que se separaban- y los demás por otro. Ah, esto lo dijo Del Bosque en una emisora catalana. El marqués recibirá de manos de elPuigidemón el premio Blanquerna, catalán, por cierto. Se lo suponían, jéjé.

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