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sábado, 25 de marzo de 2017

El repugnante apoyo de Colau a ETA

LaPescadera en el ayuntamiento de Barcelona, la podemita Ada Colau -que huele a "pescao"- está más que afanada en lo de la Memoria Histórica con los muertos de la Guerra Civil Española, hace ochenta años. Pero, su amnesia temporal transitoria, cosa que le provoca la mala baba y la mala entraña y el odio, le hace olvidar a los muertos, a los asesinados -como quien dice- anteayer por la banda asesina, cuando se cumple el treinta aniversario de la masacre etarra en Hipercor de Barcelona: veintiuna personas muertas y más de cuarenta y cinco heridas. Doscientos kilos de explosivos hicieron tambalear el edificio.
Esta bárbara alcaldesa podemita, como digo, huele a odio, a "pescao", a caca. No tiene un local disponible para dejar a las víctimas donde poder recordar -sobre todo para que no se olvide- aquel múltiple crimen execrable. No, no lo quiere prestar, porque las víctimas de ETA no son lo importante. Lo que importa para los podemitas, como lo hemos visto de manera reiterada, son los terroristas, los asesinos etarras, y sus familiares. El jefe, ni buen mozo ni bien  "ablao", Pablo Manuel, es íntimo de Otejjji, elGordo, y jamás de los jamases ha tenido una palabra de consideración por las víctimas de los etarras, más bien todo lo contrario. El chorizo Monedero hasta se desplazó a Alsasua -incluso abandonando su guarida del Metro- para manifestarse por la libertad de los agresores de dos guardias civiles y sus mujeres; y no deja de ser curioso que al menos tres de los proetarras que están en prisión serán juzgados por la Audiencia Nacional por un delito de terrorismo, pese a los jueces adeptos de la Audiencia de Navarra.
Son muchos los desaires y desprecios que estos podemitas les hacen día tras día a las víctimas del terrorismo, con las que nos identificamos millones de españoles. La última, la invitación que los podemitas cursaron a los familiares de la manada agresora de Alsasua a visitar el Congreso de los Diputados. Un acto deleznable y vomitivo, provocativo y lleno de odio, donde llegaron a equiparar estos malnacidos a las víctimas con los agresores. Repulsivo. Tan sólo diecinueve diputados podemitas -aunque menos es nada- se desmarcaron de esta vil y cobarde acción.
Pero, si cabe, quizá fuera tan grave o más, la indiferencia de los grupos de la Cámara Baja, ante semejante actitud podemita: ni un reproche, ni un mínimo intento de boicotear a esos políticos y a sus invitados. Casi, casi que se equiparan a los podemitas, al igual que los podemitas equipararon a los verdugos con las víctimas.
Un desalojo total del edificio, mientras esa gente invitada permaneció en el mismo, habría sido algo más que un gesto simbólico con el que demostrar y mostrar su reproche a los podemitas y su repugnación por los actos terroristas de Alsasua y los agresores y el apoyo a las víctimas, todas, de los estarras. Los demócratas en la calle y dentro sólo los familares de los terroristas y quienes los apoyan a ellos y a los etarras.
No pierdan cuidado, nada malo iban a hacer los de dentro, porque las instalaciones están protegidas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Éstas velarían también, fíjense, para que nada les incomodara -que no iba a suceder- a los visitantes y a sus anfitriones, los podemitas. Aunque, quizá, a más de uno puede que le estuviera hirviendo la sangre.

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