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miércoles, 1 de marzo de 2017

Homs se quiere ir de España

Anda, tú, mira este, que dice que se va del Estado español, porque como está, así, no le gusta. Va y nos lo casca en el cierre del enjuiciamiento que tiene  el Supremo contra él. El chulo catalufo Homs -que, dicho sea de paso no tiene ni media forma consagrada-, por mí, como si no quiere volver; que se vaya ya. Por ahí, por el Sahara hay bastante terreno libre o, si no, para donde los hielos, a ver si se le refresca la mente. No nos ha descubierto nada nuevo bajo el sol; lo único que, para él, lo de querer irse es quedarse con lo nuestro. Así cualquiera. Son así los catalufos.
Pero, si tanto detesta al Estado español, si tantas ganas tiene de irse, que no venga. No, pero, no. No ha renunciado a ser diputado a las Cortes Generales de España y se ha dejado juzgar por un tribunal español. Lo suyo, lo lógico y razonable, es que no sólo dimitiera como diputado, sino que no tenía que haberse presentado a la elección. Y, si tan claro lo tiene, que se hubiera declarado en rebeldía, que no hubiera admitido que lo juzgara el Supremo del Estado español.
No ha destacado este personaje por su valentía, más bien por todo lo contrario, por su cobardía manifiesta en el juicio, culpando a los catalufos voluntarios de ser los responsables de la organización de la payasada del 9N y, en su caso, los culpables del evento. No tiene "güevos" el chulo para asumir su responsabilidad -sólo la política, que todavía no sabemos en qué consiste-, porque se enfrenta a un montonazo de años de inhabilitación, y el sueldo -un muy buen sueldo por contraer sólo responsabilidades políticas- se esfumaría, o se esfumará.
Por mí, ya digo, se puede marchar cuando quiera, si encuentra país y lugar que lo reciban. Ya se está yendo. Catalufos como él, gentuza como él, lo único que está consiguiendo en Cataluña es dividir a la sociedad, a través de generar e impulsar el odio. Eso, ojito, también es delito. Miren lo que ha hecho laSeñáManuela con el autobús de rojo de Madrid, amparándose en que es un bus con el que se abre la caja del odio y recurriendo a todos los resortes legales de los que ha podido echar mano, ha conseguido que el autobús no arranque, que no circule. Y, por una vez, y muy probablemente, sin que sirva de precedente, ha hecho bien. Otro gallo nos cantara si el Gobierno de España hubiera hecho lo mismo, con similares argumentos: el odio y la Ley. Los golpistas catalufos, a quienes no hay que confundir con los ciudadanos españoles de bien en Cataluña, no habrían llegado hasta aquí.
Víctimas principales de las barbaridades e incumplimientos de los sin ley catalufos están siendo los niños y su familias a los que el régimen nazi de Pujjjol, primero, y de Arturo Mas y elPuigidemón, después, están imponiendo una enseñanza totalmente fascista, en particular a los niños castellanohablantes. Ahí está, mírenlo, el informe PISA, del que el Gobierno español y el autonómico han ocultado lo que ya se denomina "escabechina" con los castellanohablantes.
A modo de conclusión, de PISA: "es un sistema donde la única lengua admitida es el Catalán; los alumnos catalanohablantes juegan con ventaja (...) los que hablan una lengua oficial fracasan el doble que los que hablan la otra lengua oficial, perjudicando a aquellos que no tienen la posibilidad de aprender en su lengua propia". Entiéndase el Español. Lo apuntan así, repito, los de PISA. Si eso no es odio, que venga el chulo Homs y lo vea, y la vice, en lo que representa y a quien representa, también. Y que no se nos olvide, no, elPuigidemón es el hijo del pastelero.

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