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sábado, 4 de marzo de 2017

Licencia para matar

No deja de ser , en principio, una gilipollez, proveniente de otros tantos de esa índole: pero, por algo se empieza. Hombre, el que unos gilipollas vascos insulten y se rían del resto de los españoles -supongo que de todos, menos de los catalufos- no tendría mayor importancia, hasta podría resultar gracioso, si nos lo tomamos como lo que se refleja en "Siete apellidos vascos". Pero el que lo hayan hecho a través de la televisión pública, la que pagamos todos, es pasarse de castaño oscuro, y más si tenemos en cuenta que ha sido la propia teuve, no sólo la que ha servido como plataforma, sino que es la que ha promovido los insultos.
Los españoles para esos pocos vascos que salieron en pantalla, somos culturalmente atrasados, unos paletos, unos fachas y unos chonis. Y, por si una taza era poco, no contentos con insultarnos desde la teuve pública, les da asco la bandera de España y si les ponen el himno nacional de España les entran ganas de vomitar. Eso es el resumen del programa de etebé, que se emitió en febrero e íntegramente en un idioma que desconoce la mayoría de los vascos. Ellos le han dado un nombre, eusquera, o algo así, cuando en realidad es el Batua, similar a como se entendían en la Torre de Babel, que cada cual hablaba a su manera. Lo que han hecho es refundirlo todo; es decir, un idioma creado por la necesidad de los políticos de tener uno propio para las provincias vascas del norte, pero que ellos mismos desconocen, digo, en su mayoría.
Esta idea que algunos descerebrados vascos tienen sobre el resto de los españoles no es ni más ni menos que el resultado de los años de enseñanza en las icastolas, en donde el Estado no ha tenido la valentía de entrar jamás de los jamases. De ellas -donde había, por cierto, mucho maqueto- salieron muchos asesinos etarras, los cuales, los que se decían maestros adoctrinaron en el odio. Y, en viendo que el Gobierno de España, nada hace para que las cosas no sean como son, al guindo se están subiendo, hasta que lleguen a la copa, como los catalufos.
Ahora, no es nada, pero no tienen prisa. Llegará el día en que esas bufonadas de unos cuantos payasos se hagan extensivas, y cuando las quieran atajar no haya remedio. Como siempre, habrá quien salga en su defensa, porque es libertad de expresión. El fiscal, de mira más larga, ya debería haber tomado cartas en el asunto, porque, sí, pueden ser unos descerebrados, unos bufones, unos payasos, unos gilipollas, pero no dejan de ser unos instigadores al odio, sostenidos por una teuve, que, para mayor vergüenza, es pública.
Algo parecido sucede con elBarredor, Pablo Manuel. El podemita ha visitado en el presidio de Jaén al delincuente Andrés Bódalo, encarcelado porque casi mata de una paliza a un concejal de laPesoé.
Menudo historial el del paisano Bódalo, que le zurró a una mujer embarazada de seis meses porque abrió su heladería el día de una huelga general; también fue protagonista, el pavo, en el asalto a la consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, hiriendo a cuatro policías; en otra ocasión, ocupó la iglesia de un colegio de Úbeda -como laRita, eso de los asaltos lo llevan en la sangre- y, junto al alcalde de Marinaleda -otro que tal baila, Sánchez Gordilllo- asaltó un establecimiento de Mercadona. Tiene méritos elBódalo como para subirlo a los altares, que es "maomenos" lo que pretende Pablo Manuel. Una amnistía, y a correr, que si Bódalo no está libre no se puede ejercer libremente el sindicalismo.

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