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viernes, 3 de marzo de 2017

Marinero de traje de luces

La Pantoja no dice nada, porque no lo dice, que bien advertida estará ya por su hijo Paquirrín. El joven ha estado un año sin los arrechuchos de mami y no quiere volver a pasar por esa experiencia amarga, otra más, tan traumática. A lo "pasao" pasao", y el que quiera berenjenas que las compre. Esto viene a tenor de lo que han decidido los jueces, que, oigan, parece que últimamente no dan una. O sí. A lo de Urdangarían -el mismo, el cuñado del nuestro Rey y de la plebeya Leticia y esposo de la infanta Cristina- se suma hoy lo de Rodrigo y Blesa, los de las tarjetas negras de Caja Madrid.
A todo esto, he de confesar que antes apenas reconocía a la infanta Cristina, antes, me refiero, de lo del caso Nóos. Y a mucha honra, que lo mismo le sucedía a muchos súbditos. Gracias puede darle la infanta a su marido, al que ama -y, por el que, si es preciso, peca por amor-, porque Urdangarín le ha dado la popularidad que no supo encontrar en su vida anterior -antes de desposarse- pese a su pertenencia a la Corte.
Tampoco pertenecían, ni pertenecen a la Corte, Rodrigo Rato y Miguel Blesa y también se han hecho más famosos que el "Pupa", como el papá del podemita Espinar. O sea, Espinar padre, que también está "pringao" en lo de las tarjetas negritas. Sí, hombre, sí, el hijo es Ramón Espinar, el "avispao", que se compró sin -como diría uno tomando un chato- un puto duro, un piso de los de Protección y, sin tan siquiera verlo -mucho menos ocuparlo- lo vendió y sacó una tajada de más de treinta mil euros, para los gastillos. No, si de casta le viene al galgo. Y será por eso, porque ya eran famosos, o se han hecho después de cometer las chorizadas, el caso es que el juez les ha otorgado la bula cuaresmal, y hasta podían haber asistido tranquilamente al entierro de la sardina, o más bien de la lubina que es más fina y se digiere mejor.
De poco le valió a la tonadillera llenar salas y más salas y salir en Hola o ser la viuda de Paquirri, el marinero de luces de Pozoblanco. A la famosa tonadillera alguien se las tenía juradas, y la esperó. Y ya saben que el que llega tarde y a deshora se come el caldo, si es que sobra. LaPantoja no estuvo ni en el lugar ni en el momento precisos, y ni tan siquiera pudo sorber el caldo, que, cuando lo hay, algo es algo. Y todo por un "milloncejo" de nada, que ya estamos hartos de contar tanto fajo que se va para no volver nunca jamás; pero, qué bien vienen esos cien euros para acabar de pasar el mes.
Los Pujjjol sí que han sabido siempre estar en el lugar y el momento exactos y cultivar las compañías benefactoras; luego, fueron ellos los empleadores, a los que se les agradece el favor. Y, velahí, tan panchos, tan ufanos, que porque no han querido hacer un nuevo país, porque pasta tienen -y eso que España les roba- mucha, pero mucha más que "pasá" una vaca. Y por qué iban a crear otro país, si ya tienen el suyo propio, al que han "desplumao" a bragueta abierta, sin ocultarse. Por ahí andan, paseándola a la fresca, que se la traen floja.
Por ahí andan igualmente, pero mucho más al sur, Chaves y Griñán, apesadumbrados los hombres, porque ni saben ni contestan. Pensaban -aunque no lo dicen- que los "eres" eran los hombres del campo, que no entendían ni sabían de letras. Pero, ya ven, con el del "asao" de la vaca han salido más que "chamuscaos". Por ahí andan, ya digo, igualmente.
Y los catalufos -no podían faltar-, que además de chorizos de cantimpalo, andan buscando la manera de joder el país, incluso yendo en contra de su propio Estatuto. Es la única manera de salvarse, y ya han provisionado la pasta necesaria para el referéndum, nuestra pasta. De todas formas, tienen buenas amistades, con las que se reúnen, todas las veces que haga falta, de manera "discreta". Ya saben que al que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija, mientras no se inventen los árboles meloneros.


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