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martes, 4 de abril de 2017

De gilipolleces podemíticas.

No con una sino con dos cocacolas pillaron al ilustre Ramón Espinar en su bandeja de la comida, en el Senado. Menudo elemento, cuando hace tan sólo unas horas él, y su partido con él, han pedido que se prohíba vender esta bebida en la Cámara Alta y en el Congreso de los Diputados. Quieren los de Pablo Manué que sus señorías, de motu propio, o no, es decir a la fuerza, se solidaricen con los trabajadores de la marca azucarada en el conflicto que mantienen con la empresa. Es que dicen que "lo que no se produce en Madrid no se consume en Madrid".
Joér, ya se necesita ser ineptos, de los de la ineptitud. ¡Anda que no hay cosas que no se producen en Madrid y se consumen en Madrid! Sin ir más lejos, y por citar un ejemplo, cientos de productos que se producen en Cataluña se consumen en Madrid. Todavía no le hemos escuchado a los podemitas llamar al bloqueo de estos productos, ni por activa ni por pasiva, ni por independentistas. Eso, claro, es otro cantar, del que mejor no escuchar sus sones y su melodía.
Cada vez van teniendo menos fuerza las convocatorias de los de Pablo Manué. Y, ya vemos, ni los suyos propios se esfuerzan por disimularlo. El pillastre Espinar, ahí lo tienen, en el Senado dispuesto a meterse entre pecho y espalda el líquido de dos cocacolas, de las de cristal, para más datos. Y este, que es el portavoz senatorial, fue el encargado de exigir que en el bar del Senado no se vendiera Coca-Cola. Imagino que nadie en su partido se sorprenderá por la actitud de este destacado podemita, el que se sacó una pasta gansa con un piso de Protección -treinta y cinco mil euros-, ubicado en un lugar donde él no tenía derecho a solicitarlo; pues, se lo concedieron. No llegó ni a entrar en él, porque lo vendió ganándose esa plusvalía. De casta le viene al galgo, que papá fue uno de los implicados en las tarjetas negras de Caja Madrid.
Este tipejo no da puntada sin hilo, y si se ha cogido dos cocacolas para beber en el Senado, que sabe que lo van a fotografiar, que sabe que se hablará de él y de la Coca-Cola, que sabe que con su actitud lo que va a conseguir es una publicidad gratuita para esa bebida, habremos de pensar mal y acertaremos. A los camaradas trabajadores de la Coca-Cola que los zurzan ¡Aquí, el que no corre vuela!
Y si no es eso, pues otra gilipollez más de un podemita, que ni atiende a su partido ni es consecuente con sus actuaciones y que se pasa por la entrepierna el qué dirán, ya digo, de sus camaradas "proletas", y una manera, también, de hacer el "ridi". Cuando no es uno es el otro, o el pototo, o el de la moto. Lo del circo lo llevan en la sangre.
LaSeñáManuela, a la que teníamos algo separada, pero no olvidada, se marchó el domingo a hacer limpieza a Alameda de Osuna, porque allí, que nos enteremos, hay "cultura cívica". Unos cuantos vecinos se han echado a la calle para ir recogiendo la basura -botes, papeles, excrementos perrunos- que los de la contrata de limpieza pasan por alto. Palabras sabias y doctas de la alcaldesa podemita: no hay nada mejor que no ensuciar para que la ciudad esté limpia. ¡Jesús, señor, diantre! Esta mujer está senil, y lo de la limpieza es que la trae por la calle de la Amargura, ahora que llega la Semana Santa. Antes quería que las mamás limpiaran los colegios, luego que fueran los universitarios los que adecentaran las calles, después que los niños mendigaran colillas para recogerlas. Pretende laSeñáManuela que esta iniciativa de los de la Alameda se haga extensiva a otros barrios. Lo cierto es que no sabe ni qué hacer la alcaldesa para que Madrid deje de ser un estercolero, porque cada día las calles están más sucias. Y si no sabe, que se vaya o que la echen. Y ya está.

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