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viernes, 14 de abril de 2017

La "madrugá"

No se piensen que nos los creemos todo o casi todo; a veces, hasta nos da por desconfiar de lo que nos cuentan. Porque, si no nos lo explican no le encontramos sentido. A ver, que nos lo expliquen. Porque no se entiende que en diferentes puntos de la ciudad hispalense, o sea Sevilla, se produzcan diferentes altercados que puedan provocar el caos en el desfile procesional, en la"carrera" de la "madrugá". Que no hombre, que no, que aquí hay gato "encerrao". O nos lo cuentan todo con pelos y señales -lo cual exigimos- o no nos creemos nada.
Menuda imagen internacional, no sólo la de Sevilla, sino la de toda España, la de todas las poblaciones que celebran la Semana Santa con mayor o menor reconocimiento. Y nos dicen que todo ha sido obra, como quien no hace la cosa, de cuatro u ocho "piraos", delincuentes habituales, fichados por la policía. Pues, sepan estos que han provocado el pánico, que podrían haber ocasionado muertes -de hecho, hay una persona ingresada en estado muy grave-, pero que muchas muertes a raíz de las múltiples avalanchas. La incógnita está ahí, en el interés que podrían tener esos "chorizos" para armar la que armaron. Eso, que nos lo cuenten, que alguien nos convenza no se sabe de qué. Porque ahí está la clave.
El asunto es grave, porque, pese a toda la seguridad desplegada, unos pocos elementos, que no son nada, meros "chorizos" -según nos cuentan- han podido armar la de Dios es Cristo. Aún reconociendo que la seguridad no se puede asegurar al cien por cien, todavía a estas horas estamos esperando que se nos aclare lo sucedido en Sevilla. Es mucho lo que nos jugamos, porque si en cualquier aglomeración venidera se puede repetir de manera tan fácil lo de la "madrugá", ya podemos apagar y marcharnos.
Si estos individuos detenidos que parecen ser los autores de tamaña tropelía entran por una puerta y salen por la otra, como Pedro por su casa, sin más pena que otro "fichaje" más para su curriculum, la hemos "cagao". Lo curioso o lo que más llama la atención es el saber qué es lo que une a tres delincuente comunes, un senegalés y, al menos, dos menores, que fueron lo que provocaron los incidentes. Y por qué.
Habrá que esperar la respuesta, la aclaración de todo lo sucedido, y si no exigirla. Ahora tendrán que venir las condenas de los políticos; bueno, de algunos. Y las exigencia, ya digo, de la aclaración. Aunque a algunos, principalmente los podemitas, contrarios a todo tipo de manifestación religiosa católica-cristiana les habrá alegrado el cuerpo. Que sepan que entre ese público que corría despavorido seguramente habría muchos de los suyos, que expuestos estuvieron a perder la vida o a sufrir lesiones o heridas graves; no quita que entre los más de los diecisiete heridos haya alguno. Pero, a los dirigentes del partido de Pablo Manué les dará igual. Lo importante será conseguir el indulto para los delincuentes, al igual que persiguen la libertad de Bódalo, por ejemplo.
En cualquier caso Sevilla volvió a tener anoche un color y un olor especiales. Pese a todo. Y los ciudadanos y los turistas mantuvieron un comportamiento ejemplar y solidario. Como lo tuvieron los dueños del Palacio de Dueñas, que abrieron las puertas de par en par para dar acogida a toda la gente que huía de no sabía qué. Los herederos de la casa de Alba hicieron lo que habría hecho, sin duda, la duquesa, dar cabida a más de doscientas personas presas del miedo y de la ansiedad por culpa de unos desalmados, cuya acción no puede quedar impune.



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