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sábado, 15 de abril de 2017

Menuda broma

Al final, más de cien personas heridas, cuatro de ellas de gravedad y ocho detenidos, de los cuales sólo tres han ingresado en prisión; los otros cinco entraron por una puerta y salieron por la otra, con cargos, sí, pero como si tal cosa. Fueron los que a los gritos de ¡Alá es grande! y !Gora ETA! se lo pasaron chupi viendo cómo centenares de personas corrían despavoridas por las calles sevillanas durante la "madrugá". Da igual que entre estos desalmados, que aporreaban el suelo con grandes barras de hierro para provocar la desbandadas, más bien avalanchas, pánico y miedo entre el gentío, fueran nativos o senegaleses.

Aquí la cuestión es que con un solo grito como Gora ETA y Alá es grande -el que dio el senegalés, al parecer vendedor ambulante- cualquiera la puede armar en los lugares de aglomeraciones. Lo cierto es que estas acciones de griterío y de golpear barras metálicas contra el suelo son muy difíciles de controlar; pero, también es cierto que alguno de estos "piraos" ya habían avisado de que la tenían jurada para esa noche y lo habían anunciado en las redes sociales. A lo que se ve, no era una chulería. Ahora, una vez hecho el mal y detenidos por ello, se les acusa de delito de desorden público. ¡Ya ven, esto para estos, como el que oye llover! Que algunos ya son bien conocidos de la policía, que algunos tienen antecedentes como para ocupar más espacio que la lista de la compra. Uno de los individuos detenidos, además de antecedentes por delitos comunes, los tiene también por desórdenes públicos y contra los sentimientos religiosos. ¡Menuda pieza!
El delegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil, nos ha tranquilizado -o lo ha pretendido- descartando "cualquier vínculo terrorista nacional o internacional" en todas las acciones de la "madrugá", que fueron varias y, por supuesto, ha rechazado la actuación de un grupo radical, que hubiera actuado de forma coordinada. Eso sí, se ha constatado que existía la "intención maliciosa de sus autores de provocar el pánico y el desconcierto". ¡Nos ha "jodío" el delegado! Evidente que su intención no era provocar la amistad, el jolgorio y las sonrisas. ¡Que se lo pregunten a los afectados! O acaso tengamos que llamarlos víctimas, en un sentido más amplio, pero, a la vez, más conciso, más concreto.
Porque, vamos, considerar esto -violencia y escándalo- como alteración de orden público, cuando lo que se ha podido producir es una masacre, es algo más que una broma pesada, de muy mal gusto, lo que ha podido costar muerte a decenas de personas. Pero, claro, el "buenismo" español, velahí está. Y luego condenan los tribunales a prisión de muchos años, lo que en realidad, a veces, son puras tonterías.
No estaría de más que los nuestros diputados analizaran estos hechos en el Parlamento y, en consecuencia, estuvieran, al menos, a la par, a la altura de las circunstancias de lo que fue y de lo que -no lo duden- puede preverse. Es esto perentorio, el hecho de que los que dicen son meros "chorizos" puedan intentar otra "madrugá"; pues, que sepan a lo que se exponen y lo que les puede caer encima: una ley actualizada, acorde con el delito. Esto sí es importante, y no el boicó a la Coca-Cola.



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