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martes, 2 de mayo de 2017

Iparraguirre, el eterno asesino

La verdad, mosquea un tanto que dos terroristas etarras, separados en larga distancia, puedan ser entregados a España, el uno por Francia, el temible Troitiño, y el otro por Brasil, Vizán, detenido este último hace poco más de una semana en el país carioca. Porque es que se da la circunstancia de que el Partido Nacionalista Vasco (PNV), ya más cercano, pero en el tiempo, parece que no va a poner peros ni peras y apoyará al Gobierno de laPepé en la aprobación del los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El "cupo" vasco está de por medio, pero puede que algo más también.

Conviene recordar que, no ha mucho, el PNV, el partido de Urcullu, entregó al Gobierno de Mariano Rajoy un documento en el que se le pedía el acercamiento de los presos etarras a prisiones que no distaran del País Vasco más de doscientos cincuenta kilómetros. Un reagrupamiento de los asesinos, vamos. Al fin y al cabo, a nadie puede extrañar semejante, cuando los estudios encargados por el PNV a una universidad vasca, claro, concluyen que los niños muertos en los atentados etarras sólo fueron daños colaterales. Y ya está. Urcullu siempre se ha mostrado comprensivo con el dolor de los familiares de los asesinos.
Tampoco hay que olvidarse de que el Gobierno de Mariano Rajoy ya ha barajado -y esto lo sabemos desde finales de marzo- un posible escenario para el acercamiento de presos etarras a cárceles próximas a las provincias del norte. Y no se descarta que este movimiento pudiera producirse en torno al verano, aprovechando el descanso estival. De hecho, el que se puedan aprobar los PGE y prolongar la Legislatura gracias al apoyo del PNV es uno de los puntos que barajaban los de laPepé en esa hipótesis. De los primeros "movimientos" de presos se beneficiarían los "enfermos", alrededor de una veintena.
Esto de los enfermos, sí que mosquea también, porque no se ha determinado, en este supuesto, la gravedad de los mismos. Aunque en una reciente pregunta de un diputado de Bildu sobre la excarcelación de presos etarras enfermos terminales, el Gobierno aseguró en su respuesta que no sólo se concedería la libertad con dos meses de antelación para los que se previera un desenlace fatal. Pero, es sólo eso, una respuesta no muy creíble, teniendo como antecedente el "caso Bolinaga", al que se liberó por enfermo terminal y estuvo tomándose "chiquitos" durante más de dos años.
No quiere el Gobierno, bajo concepto alguno, que el futuro acercamiento de los presos asesinos a las provincias vascongadas -que lo habrá- pueda tener connotación con el desarme etarra, como la pantomima de hace tan sólo unos días. Seguramente por esa razón, el Gobierno moverá ficha lo más distante en el tiempo de ese desarme, y hasta donde haya podido achuchar Urcullu, porque no quiere Rajoy que este hecho sea aprovechado como un triunfo de los nacionalistas.
En cualquier caso, si ETA hubiera anunciado -y llevado a efecto- su disolución, esta acción podría haber acelerado la remodelación del posible "escenario" de acercamiento. Pero, no sólo no se ha disuelto ETA, sino que ahora nos enteran de que faltan muchas armas de la relación que facilitaron los terroristas en su entrega. Y, en especial, cuarenta bombas-lapa, bien dispuestas y fáciles de utilizar. Y, lo más grave, aseguran expertos de la lucha antiterrorista es que la "ETA oficial ha perdido el control y que una facción disidente" puede tiene en su poder el arsenal que falta.
Esto se complica. En marzo, aunque no tuvo mucha difusión, surgió un nuevo partido en el laberíntico entramado etarra, Herritar Batasuna, que se muestra totalmente contrario a Bildu, la "ETA oficial". ETA mintió, una vez más, en su desarme. Los disidentes pueden estar en posesión de las armas que no entregó. Pueden chantajear, o lo que es peor y que se hace muy fácil. No hace apenas un mes, el asesino etarra Iparraguirre -300 años de prisión- pidió a la banda volver a las armas, volver a asesinar.

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