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sábado, 17 de junio de 2017

Ronaldo, que pague y se vaya si quiere


O sea que de la pasta que le dimos todos los contribuyentes a la banca para que resurgiera de sus cenizas durante la crisis económica hemos recuperado alrededor de cuatro mil millones. No está mal la cifra para pasar un buen día. Lo pistonudo es que por el camino se nos quedan unos sesentamilmillonessesentamil, y eso sólo hasta el año 2015; es decir que todavía estamos pendientes se saber el resultado final, a falta de dos años. Con lo cual, es fácilmente deducible que esos cuatro mil millones recuperados sean pura entelequia, porque lo más fácil es que estén ya gastados, o desaparecidos. Para que nos entendamos mejor, lo que hemos prestado sin intereses a los bancos puede llegar a los setenta mil millones de euros. Quizá algún día lo sabremos o quizá nos lo cuenten dentro de otros quince o veinte años.

Joér, se supone que los que prestan el dinero al personal son los bancos y no los contribuyentes a los bancos. Para más inri, nosotros se lo damos –no prestamos- porque sí y ellos nos prestan nuestros propios dineros con intereses y nos cobran por todos sus servicios, hasta por tener abierta una cuenta corriente con ingresos miserables, que desaparecen todos los meses, para pagar los recibos de la luz, del agua, de la basura, del wifi, recibos que se tienen que librar al mes y que, en muchas ocasiones, supone todo un calvario su pago. Encima, ya digo, van y vienen y nos cobran por todo. Nosotros somos tan buenistas prestamistas que antes  le hemos dado toda la pasta por su gracia.
Pero, claro, aquí hay algo más que todavía no se ha dilucidado. Aquí hay una responsabilidad política, por la que nadie ha pagado y, a lo que se ve, nadie va a hacerlo. Por un lado, los políticos responsables, entre ellos el expresidente elCetapé –que se enteró por los periódicos de que nos adentrábamos en una crisis, o lo que es lo mismo que llegaba la primavera y nadie de los que tenían la obligación sabía cómo había sido. Para más coña, en el reciente informe del Banco de España sobre el “luctuoso evento” para el contribuyente tratan de justificar los técnicos esta pérdida de sesenta mil millones aduciendo que el vigilante –es decir, el Banco de todos los bancos- no contaba con los utensilios materiales necesarios y precisos para poder trabajar y prever tamaña hecatombe pecuniaria para el bolsillo de los habitantes de este país, de momento llamado España. A propósito, después del Congreso de laPesoé ya nos enteraremos de si esa España es tal o como decidan elPedroQué y su amigo elBaileón catalán.
Y a lo que íbamos, y que nos tranquiliza -ya lo creo, dormiremos más tranquilos, acaso sí o acaso no-, que, como buenos samaritanos, podemos estar satisfechos de que con el dinero de los contribuyentes –por si alguien todavía lo duda, el nuestro- se ha contribuido a salvar el sistema bancario español. Eso dicen los técnicos del Banco de España, y eso opinan los responsables políticos. Así que, aquí paz y después gloria.
Pero, oigan, que toda paciencia tiene un límite, como para que ahora nos venga un deportista que se ha hecho millonario por pasarse toda su vida corriendo detrás de una pelota por un campo verde bien cuidado y nos diga que se quiere marchar de España –él es portugués- porque total se olvidó de pagar unos cuantos milloncejos de euros en impuestos. Por mí como si se va a la playa, pero que antes pague todo lo que debe. Pero, no sólo él. Que paguen también el argentino Messi y el brasileño Neymar y el Barcelona y “tóquisqui” que nos deba pasta, incluidos los del blanqueo fiscal consentido, o sea los de la amnistía. A los demás, nadie nos perdona nada. Y, si no, que se lo digan a la tonadillera.


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