La reprobación equivocada, en el momento equivocado

Lo mismo da que da lo mismo que laPesoé retire la moción de reprobación contra laViceSoraya por la actuación de las Fuerzas del Orden y Seguridad el Estado el UnoaCero. ElPedroQué se ha equivocado, y lo va a pagar caro, con sus críticas infundadas a los agentes del orden; cumplían con un mandato judicial, lo que no hicieron los mocetes de laInvencible, que desobedecieron y traicionaron. Todavía no hemos oído ni la más mínima crítica para con los de elTrapero, quien, por cierto, está ya imputado por sedición, de momento.

Si elPedroQué se piensa que con esa postura va a arrancar votos en Cataluña, se vuelve a equivocar y, lo más probable, es que pierda muchos en el resto de España. No ha sido claro elPedroQué en su apoyo al Gobierno de España en esta grave situación por la que atraviesa el país, y la viene a jorobar con esta reprobación. Si hubiera motivos para ello, no es este el momento; más adelante, quizá; primero, hay que resolver el Golpe de Estado.

La gente no olvida, que no somos tontos y sabemos lo que queremos. Luego, puede ser tarde, como le ha pasado a los curas, que pasada “la fiesta” dicen que qué bien todos juntos por el camino de la Constitución, cuando hace tan sólo unos días poco menos que nos recriminaban a los españoles el no apoyar la cuestión catalana -que dirían en La Vanguardia, antes Española, del conde de Godó, el que más ha traicionado a la Corona y, por ende a toda España- apoyando, por unanimidad, sin fisuras, el comunicado de los obispos independentistas catalanes y a los trescientos curas del comunicado.

En eso estamos, que los golpistas siguen en sus trece y quieren declarar la República independiente en vísperas del 12 de octubre; eso dicen los guarrillos antisitema de las CUP, que fueron los que armaron todos los desórdenes en Cataluña. ElPuigidemón –el hijo del pastelero-, que está más que “cuperizado” quiere mediación, a ser posible internacional, porque de la nacional ya dispone del turolense independentista cardenal Omella y el abad de Monserrá. ¡Por qué será! ¡Menudos dos! Pero, no saben estos mismos dos que con los golpistas no se negocia; sólo se acepta su rendición. No obstante, elPresiRajoy recibió el día martes tras el UnoaCero a los cardenales Osoro (Madrid) y Omella (Barcelona). Ya nos enteraremos de qué hablaron.

Pero, que no se lo crea nadie. ElPuigidemón es muy corto y sigue la misma estrategia que días antes de la farsa del UnoaCero: quiere ganar tiempo para que su causa se pueda internacionalizar y para buscarse una salida. Le hace falta tiempo. Es probable que termine claudicando, después de haber causado graves daños en la comunidad autónoma y a su propia familia, que la tiene.

Lo inquietante a estas horas para los españoles, tanto dentro como fuera de Cataluña, es que no se vislumbre movimiento alguno por parte del Gobierno de España, pese a contar con todos los parabienes del Rey y de la comunidad internacional –al menos, por lo que se están jugando con la pretendida independencia de esta región- para contrarrestar el Golpe de Estado. O sí, con el envío a Cataluña de alojamientos móviles del Ejército para los policías, que tengan que prolongar allí su estancia.

El Gobierno debe dejarse de complejos y hacer lo que tenga que hacer; tiene la Ley a su favor. Debe olvidarse el Gobierno de laPesoé, de elPedroQué, el joven nada avezado aprendiz de hombre de Estado. Por supuesto, mejor con su apoyo y con el de Ciudadanos –de estos ya lo tiene- pero debe comenzar a actuar. Si laPesoé no ayuda, la Historia, y todos –incluidos muchos de sus militantes- se lo reclamarán.

Es que esto es lo mismo que lo de elPiqué. Te quiero mucho culo, pero a besarte no llego. Con toda desfachatez dice el tipo que él no ve ningún inconveniente para que un independentista –que no es su caso, afirmó, pero no contestó cuando le preguntaron si quería una Cataluña independiente- pudiera jugar en laRoja. Es más, afirma que él siente la Selección. Eso está muy bien, pero lo importante es que se sienta español. Y eso no lo  dijo. Mejor había permanecido callado. A medida que iba hablando las contradicciones iban en aumento. Pero él sigue. Y no escuchó el discurso del Rey.