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viernes, 10 de noviembre de 2017

El Supremo no es la Audiencia Nacional

No acababa la pajarraca esta de dar la vuelta a la esquina -eso sí, en coche oficial y con otro de escolta-, cuando laForcadell se escojonciaba del juez del Supremo Pablo Llarena: "Volviendo a casa con la conciencia tranquila tras haber actuado correctamente: garantizar la libertad de expresión en el el Parlament(o), sede de la soberanía nacional". Era su tuit, nada más salir de la prisión Alcalá-Meco, donde la confinó el juez, y de donde jamás saldría si no pagaba la astronómica cantidad de ciento cincuenta mil euros. Y el juez no ha ordenado todavía su detención.

Pura calderilla, si se compara con los cuatrocientos mil que tuvo que apoquinar el expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, después de veintidós meses de reclusión, sin que hubiera puesto en peligro la unidad de España. Pero, pecó de tonto el de Madrid, y se adelantó a sufragar el gasto; podría haberse ahorrado una pasta gansa con haber solicitado declarar ante el juez que acataba la Constitución, que también el artículo 155 y si hacía falta que renunciaba a la Declaración Unilateral de Independencia, más conocida por DUI.
Porque Ignacio González tuvo que pedir el dinero a unos cuantos amigos -o exbeneficiados- para juntar tanto dinero; pero, ciertamente, lo hizo en tiempo récord. La golpista Forcadell no tuvo ni que preocuparse de eso, que para ello tiene a los de la ANC y Ómnium, con una caja fuerte de resistencia, con cientos de miles de euros. Parece como que les ha llovido el dinero, son un verdadero maná. Y los milagros no tienen vuelta de hoja.
Así que no hay que descartar que en breves veamos también por la calle, vivitos y coleando, al exvicepresidente Junqueras y a los exconsejeros encarcelados, con lo "agustito" que están ahí como reos. Pedirán -en su caso, nadie lo dudaría- declarar acatar la Constitución, aceptar la imposición del 155 y que lo de la DUI era una broma, lo que pasa que no supimos entenderlo. Habrá que confiar en que la jueza Lamela -de la Audiencia Nacional, que no es lo mismo que el Supremo, que aunque situados a pocos metros los unos de los otros los separa una distancia, de momento, insalvable.
Los del Gobierno de elPresiRajoy, tan contentos. ¡No les caería esa breva! Ha visto el Gobierno en las renuncias y aceptaciones de laForcadell una vuelta al orden constitucional en Cataluña. Eso asegura el ministro portavoz, Méndez, que no tiene por qué ser de Vigo, que tiene clarísima esa visión, pero que, oigan, no acierta a atisbar el adoctrinamiento en los colegios catalanes.
Como tampoco considera necesario el fiscal recurrir el auto del juez, que, prácticamente, dejaba en libertad a la presidenta del Parlamento catalán, la que siempre terminaba las sesiones al grito de: ¡Viva la República Independiente de Cataluña!. Y que fue la que dijo que ante la aplicación del 155 que "ni un paso atrás! Resulta que el fiscal pedía ayer  prisión incondicional sin fianza y hoy ya ve que el auto del juez es correcto, es decir que ha pasado sin problemas la ITV. Con lo sencillo que sería dejarse arrastrar por el propio auto, aunque fuera con patines, y argumentar, como lo hace el juez que laForcadell tuvo una "actuación principal" en el proceso soberanista.
Como dice el golpista independentista Nuet, lo del Supremo "no fue un día de renuncias, sino de sentido común". Y, sobre todo, cuando el magistrado les dijo a los golpistas antes de declarar: ¡Tranquilos, esto no es la Audiencia Nacional! Nadie lo duda, y menos ahora.



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