Recordando
el asunto del clombuterol, Alberto
Contador acaba de confesar que supuso uno de los peores momentos de su
vida. Hasta entonces, su proyección había ido en ascenso, demostrando carrera tras
carrera la valía de un ciclista que había superado dos ictus y una
operación cerebral, a quien habían dado por finalizada su vida deportiva
profesional. Pudo con todo.
Una
vez que ha dejado la bicicleta, sigue recordando Alberto, con tristeza y
amargura, lo del combluterol, pero sobre todo, siendo consciente de que todo lo
que él hiciera en sus momentos de mayor gloria, como ídolo que era de muchos, se convertía en ejemplo, principalmente, para los niños.
Al
final, también superó el ciclista la sanción, una sanción que hoy en día ya no
se impone a los ciclistas por la misma causa que a él y que le costó, en aquel
momento, estar apartado un tiempo de la competición. El caso, ciertamente, se
le complicó, pero porque el asunto se politizó de mala manera; los intereses
políticos y económicos lo emponzoñaron todo. Ni el tribunal que lo sentenció
estaba convencido de su propia resolución. No obstante, Alberto, uno de los
grandes del ciclismo mundial, tiene en su pesar que haya podido ser un mal
ejemplo, sobre todo, ya digo, para los más jóvenes.
Pero,
puede estar bien tranquilo Alberto Contador, que lo que ha significado para los
jóvenes españoles es todo un ejemplo de superación, de corredor arriesgado y combativo,
como así lo reconocen los también exciclistas Induráin, Perico Delgado
y el mismísimo Eddie Merck; en definitiva,
como titularon en teuve un programa dedicado al corredor, éste ha desarrollado
toda una carrera cuesta arriba, no sólo por sus escaladas épicas de puertos como
el mítico Mortirolo, sino por su vida particular y su gravísima enfermedad.
Ya
desearíamos que mostraran igual preocupación por el ejemplo que dan a grandes y
pequeños muchos políticos, que lo que dan es pena. Pero, ciñéndonos a la Navidad, el ejemplo de los de Izquierda Unida resulta despreciable,
patético y maligno, malvado e irrespetuoso con las creencias de los demás..
Han tenido la gran ocurrencia estos extremistas de
izquierda, comunistas ellos, de felicitar las Fiestas con un tuit en el que se puede observar un árbol navideño,
en la plaza de una indeterminada localidad, ardiendo –que habrán quemado ellos-
y gente huyendo despavorida. Ni tienen gusto, ni tienen clase. No se podía
esperar otra cosa de ellos. Lo contrario sería lo raro proviniendo del partido
de los hermanos Garzón, aliados de
los podemitas de elPabloManué. Y
estos y los podemitas aspiran a gobernar el país. Vomitivos, babosos y un tanto
asquerosillos. ¡Menudo ejemplo! Ellos solos se destapan y con sus hechos se
definen.
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