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jueves, 14 de diciembre de 2017

Prisión, juzgados y expulsión

Prisión provisional sin fianza para Rodrigo Lanza, "Rodri", el presunto asesino. Campo Santo para Víctor Laínez, el asesinado. Así termina la historia, en la que hay mucho que contar; muchas penas y poca gloria. Parece como que aquí no ha pasado nada, por que los políticos, en su mayoría, ni le han dado importancia al hecho y los medios de comunicación parece que no mucha. Cierto que, digan lo que digan, será la Justicia la que dictamine a mejor derecho. Pero, eso no quita para repudiar tan deleznable asesinato, cometido de manera tan vil.
A Víctor Laínez, al que ahora le están poniendo adjetivos los de la izquierda, tales como facha, nazi y falangista -que pueden o no ser ciertos, da igual- era una persona, un ser vivo, al que se lo "cargó", ese sí, un extremista de izquierda, un antisistema, un amigo de lo ajeno, de edificios que no son suyos. Simplemente lo mató porque se sujetaba la víctima los pantalones con unos tirantes con los colores de la bandera de España. Sí, ya lo sabemos -hartos estamos de oírlo-, pero conviene recordarlo. Lo atacó por la espalda, con al menos dos fuertes golpes y acabó de rematarlo en el suelo, a patadas.
Si ese era el móvil, la bandera española, maldito sea el chileno con pasaporte italiano, que viene a España a matar españoles y a ultrajar nuestra bandera. En esta ocasión ha sido el motero Laínez la víctima, pero hace unos años lo fue un guardia urbano de Barcelona, a quien, prácticamente dejó muerto en vida, al que arremetió con una piedra de considerable tamaño y lo convirtió en un parapléjico; el guardia está en silla de ruedas, no habla desde entonces y prácticamente lleva una vida vegetativa.
ElRodri es, ciertamente, un descerebrado sin escrúpulos y sin ánimo de arrepentimiento, que viene a recordar a los etarras en prisión, que ni se arrepienten, ni piden perdón, ni indemnizan a los familiares de los asesinados. Todos ellos destilan odio por todos sus poros. ElRodri, además, se montó una película, un documental, "Ciudad muerta", queriendo demostrar que su caso con el guardia urbano fue todo una mentira, un montaje de la policía. En cualquier caso, no cumplió ni un tercio de la condena.
Este sí que cumplió a rajatabla la consigna del podemita elPabloManué cuando incitó a los suyos a ir "a por los fachas". No hay que olvidar que elPabloManué sí que se reunió con la madre de elRodri y que laPescadera Ada Colau -alcaldesa de Barcelona, de  la que a nadie le importa un pito si fue o es bisexual- lo usó como icono antes de llegar al ayuntamiento. Hasta el convergente, impresentable y defraudador Trías premió el corto sobre elRodri, aunque sus autores rechazaron en público el premio. ¡Menudo ridículo; le cayó bien! Para que vuelva a criar cuervos, pagándoles con dinero público las casas a los okupas, con gastos incluidos.
La incógnita que surge ahora es cómo un descerebrado como éste puede estar en nuestro país después del ataque al guardia urbano y sus dramáticas consecuencias -tenía el agente, y tiene, cuatro hijos y una esposa-, cómo es que a nadie se le había ocurrido expulsar a este indeseable de nuestro país. Nos abríamos ahorrado un muerto, que deja esposa y dos hijos. Quizá, después, cuando cumpla su condena.
Ni tan siquiera el fraile Bailón Iceta ha tenido unas palabras de repulsa por el asesinato. Él, que tanto anda entre los fogones, como Santa Teresa, y está empeñado en que Dios escriba torcido con renglones rectos. Porque, como el conejo de Duracel, erre que erre, insiste en que hay que indultar a los golpistas. La está armando gorda, porque su idea no cuaja ni entre la izquierda, ni entre la derecha, ni entre los mismos golpistas; lo único que ha logrado es dividir a su propio partido en Cataluña y cabrear a los socialistas de Ferraz. Eso, sobre esto último, al menos, dicen ellos.

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