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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Un "proceso de mierda"


Pues parece que realmente, los de laPepé no entendieron el mensaje de Albiol. En el cierre de campaña del 21-D, el pepero calificaba al director de TV3 de mamporrero de los golpistas, con lo que, además de poner alSanchís en su sitio, porque no es otra cosa. Indicaba a su partido que, pese a haber tenido todo el poder en sus manos con el 155, había dejado incólume al mayor artilugio de adoctrinamiento –o comedura continua de coco- de los separatistas, como es esa teuve, lo que se puede ampliar al perseverante adoctrinamiento de generación tras generación, como es la educación impartida en los colegios públicos.


Cuando en la noche del jueves se conozcan los resultados electorales, y si los golpistas, consiguen la mayoría absoluta o la suficiente para volver a mandar, que nadie se tire de los pelos: era lo previsible. ¡Ojala sea todo lo contrario! Habrá un claro culpable y las urnas se lo demandarán en Cataluña, primero, y ya veremos, después, a nivel de toda España en unos próximos comicios. Pero, también tendrán su parte de responsabilidad –y muy importante, por cierto- todos aquellos que, pudiendo y considerándose españoles y catalanes, no acudieron a votar contra los golpistas que les están amargando la existencia.

Ellos, los golpistas, lo tienen muy claro, porque viven de esta organización criminal organizada, como la definiera la juez Lamela en su auto judicial en la Audiencia Nacional. No son más de cien mil en efectivo, o militantes, a los que se suman una media de cuatro por familia. En total, y como mucho, no llegan al medio millón; a estos se les añaden los adoctrinados, los del coco comido, desgastado o poco desarrollado, los fanáticos de siempre, los de la extrema izquierda  podemítica, los guarrillos cuperos y los que pasaban por allí. Ni tan siquiera se arrejuntan dos millones de votos, como mucho, y votando algunos siete veces, como en el referéndum del UnoaCero.

Son más de cinco millones los catalanes que tienen derecho a ejercer su voto. No deben permitir esos tres millones de  catalanes-españoles dejarse arrebatar el poder; no pueden dejar pasar la ocasión. Es una manera de rechazar a los golpistas, que de pacíficos tienen lo mismo que Hitler y cuyas pretensiones no están muy distantes de las del líder exterminador nazi.

No deben permitir los cuídanos catalanes constitucionalistas que todo –pese a la malísima, demencial y suave aplicación del 155- vuelva a ser como antes, como si aquí no hubiera pasado nada. No deben olvidar que estos descerebrados golpistas, estos delincuentes del Golpe –traidores, mentirosos y egoístas y todo lo que haga falta-, que han sembrado el caos económico en Cataluña y la disensión social, incluso entre familias y amigos,  sólo piensan en ellos y los suyos más cercanos, sólo persiguen completar el “proceso de mierda”, que, como, ya hemos indicado en otras ocasiones, lo califican así muchos de los desencantados de la mafia golpista. Deben impedir los constitucionalistas que estas elecciones regionales las conviertan los golpistas en un plebiscito.

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