De
cajón. Así fueron las afirmaciones de Manuel
Valls, durante el acto de homenaje a Gregorio
Ordóñez. Para el exprimer ministro francés, la colaboración judicial,
policial y política entre los Estados
español y el galo deben continuar de manera inexcusable “hasta la derrota
total” de la banda terrorista ETA.
Es más, para Valls los criminales etarras tienen que reconocer que “se han
equivocado y pedir perdón a la sociedad española, no hay otra solución”.
Resulta
obvio que el exministro francés daba por hecho que los asesinos etarras, además
de reconocer su error y pedir perdón, deben cumplir sus penas, preferiblemente
íntegras, resarcir económicamente a las víctimas y colaborar con la Justicia para resolver los más de
trescientos casos que aun hoy permanecen impunes. Igualmente, que Francia debe colaborar con España sin ningún tipo de fisura, evitando
negociación alguna con los terroristas y manteniendo, al igual que hace España,
la dispersión de los presos por las cárceles de su territorio.
Así sí, así más de acuerdo y todo
juntitos los dos. No como los peperos, allí de cuerpo presente en el homenaje.
Por un lado, laviceSoraya, la
ministra de los Ejércitos, señora Cospedal –que ni se miraron-, y el
ministro de los Interiores, Zoido –Zoido, otra vez Zoido-,
que eran la representación oficial
pepera al homenaje; de otro, el expresidente Aznar, su esposa Ana Botella, el exministro Mayor Oreja y María San Gil, que presenció el asesinato de Gregorio Ordóñez, y Carlos
Iturgáiz, que fuera de laPepé y fundador de VOX. Menudo cuadro. El Rosario
de la Aurora se produjo después. A él se sumaron la representante de los
socialistas vascos, el de la prácticamente extinta upeide y Carlos Girauta,
de los del “Cé ese”.
No hubo representación del PNV, de los de Urcuyu, para quien, según un estudio por él encargado a una
universidad vasca, los niños asesinados por la banda terrorista, son tan sólo
daños colaterales. Pero, tampoco importó mucho -que más vale, ya saben, estar
solo que mal acompañado-, porque la viuda de Gregorio Ordóñez se despachó a
gusto: “Va siendo hora de poner a los nacionalistas en su sitio, especialmente
en Euskadi”. Porque es que allí, los
que de sobra ya todos sabemos, tratan de pervertir la historia de cincuenta años,
blanqueándola, pervirtiéndola, “a favor la de los terroristas etarras y sus
colaboradores”.
¡Como para asistir al acto-homenaje
los peneuvistas! Los mismos que piden al Gobierno de elPresiRajoy la desautorización y reprobación del coronel jefe de
la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO).Y todo por unas declaraciones en las que el agente incluía en
el “bando de los malos” en la lucha contra ETA a “etarras, batasunos,
peneuvistas y la Iglesia vasca”.
Desde luego, la acusación no es baladí. Quizá, más que pedir su reprobación,
los peneuvistas deberían demostrar que son falsas las afirmaciones del coronel Sánchez Corbí.
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