Cuesta, sin duda, subir a esta atalaya del Mont Blanc. Una vez arriba, hemos logrado desasirnos de las garras
del pueblo, que no quiere decir que a las faldas, aquí, no haya pueblos; también
los hay, muy bonitos, sí, y huelen a pueblo, de lo que se habría sorprendido el
mismísimo Manolo Escobar. Es cierto,
sí, hay otros pueblos, en otros países, que huelen a pueblo. Lo del olor al ajo
ya es otra cosa, pero es que cada día se hacen menos sopas de esta especie de
las liliáceas, que a la abuela le resbalaba si era especie o liliácea.
Mejor nos comíamos unas sopas de ajo,
o un buen cocido, si hace al caso. Mejor eso que comernos, ni tan siquiera con
patatas, las “palabrotas” ofensivas de los dirigentes del peneuve de las provincias
vascongadas, exigiendo ahora ellos el derecho a decidir. ¡Era lo que nos
faltaba! No han entendido nada, o lo han entendido todo. En cualquier caso,
queda plasmación evidente de que elPresiRajoy
ha fallado con lo de los catalanes. Porque si los golpistas lo han hecho,
convencidos están los del independentista Urcuyu que ellos también lo pueden
hacer.
Los vascos secesionistas, que se
aprovechan a tope del Estado, como
si fuera una obligación de los demás españoles. Nos roban a España todos los años, de manera descarada,
con consentimiento de todos los gobiernos centrales habidos, más de mil
millones de los de euro; más, porque tienen un cupo que a los demás se nos
niega; bueno, jamás se nos ha ofrecido y tampoco nadie lo ha exigido.
¡Valientes representantes los nuestros!
Ahora nos vienen estos
vascuences, con el lazo amarillo colocado en el pecho, exigiendo que se “levante”
el 155 impuesto a los golpistas catalanes. Exigen los vascos el cupo, exigen
los vascos ser ellos quienes impongan cómo aplicar la Ley, exigen los vascos el
derecho a decidir. ¡Pero es que no hay nadie que les diga que ni lo uno ni lo
otro! Y sobre el derecho a decidir, nadie les espeta que eso ni se dice ni se
toca, que la unidad de España no se negocia ni se vota, ni por una parte ni por
el todo. España está ahí, y el que tenga dudas o no lo entienda, que se suba a
esta atalaya. La brisa, además de sanearlo de la polilla, le despejará la
sesera.
Otra igual. Porque dicen los de
las Seguridad del Estado, o sea la Guardia Civil y la Policía Nacional que una vez se levante la aplicación del 155 habrá
que vigilar muy de cerca a los moccetes de laInvencible.
Si ellos lo dicen por algo será. Son una fuerza la de los de laInvencible de diecisiete
mil hombres y “hombras”, que, a lo que parece, en su mayoría, están más
dispuestos a ser fieles a elPuchi
que leales a la Constitución. Desde
esta atalaya, los de laInvencible no resultan problema alguno; es sólo cuestión
de decisiones. Desde aquí arriba, los que las tienen que tomar lo verían mucho
más fácil. Es muy sencillo, más que sencillo: de lo que no existe no se puede
nadie llevar un susto. Ya ha habido más que suficiente chantaje consentido.
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