Vaya, vaya, como si aquí no hubiera
playa. Pronto se ha olvidado el expresidente socialista Felipe González –socialdemócrata, con elPedroQué y la impresentable ministra de Justicia de los nazis, por excelencia- de adónde fueron a parar Tejero y cómplices del 23F, desde el Congreso de los Diputados. Pues, a los cuartos de banderas -entiéndase
la cárcel-; después, fueron juzgados y, como era lo previsible, condenados a
prisión.Pero, hasta entonces, nada de vía libre por la calle.
Quizá el expresidente no se acuerde,
porque parte del asalto al Congreso lo vivió tirado, escondido, debajo de las
sillas de sus señorías, mientras el expresidente Suárez, el exgeneral Gutiérrez
Mellado –entonces misnistro- se enfrentaban a los golpistas. El espectáculo
fue presenciado por el líder comunista Santiago
Carrillo, sentado en su escaño. Fueron los tres que no se arrugaron. Por
eso, cuando Felipe González se “espabiló” del susto los de la asonada ya no
estaban en libertad.
Para remate, o más coña, el expresidente
no ve en las actuaciones de los golpistas un claro delito de rebelión, que es
que “faltan algunos componentes”, aunque, de lo malo malo sí cree que hubo sedición
y malversación de dinero público. Después de la de cal y arena, otra de arena y
cal: hasta casi casi está convencido de que Alemania no entregará a elYordi
elPuchi, pero califica a éste poco menos que de rata, aunque eufemísticamente,
al compararlo con el capitán del Costa
Concordia, quien, tras quedar el barco embarrancado, se las piró a la
costa, es decir que como las ratas que son las primeras que lo abandonan, el
barco; por el contrario, resalta la actuación del Yordi Junqueras, que no se marchó. Acaso porque no le dio tiempo.
Pero, vamos, que ni una palabra contra
la Alemania de Ángela Merquel, ni
contra la ministra de Justicia –que niega
que España sea un país libre y que está
convencida de que ni tan siquiera los golpistas hayan usado el dinero público
de forma fraudulenta-, ni contra los jueces de “soria”, que han juzgado a un
país como el nuestro, la cuarta potencia de la Unión, sin ser esa función, y que quieren dirigir España desde ese infame
distrito alemán. Eso es, unos jueces paletos –y nazis- que vienen a enmendarle
la plana al Tribunal Supremo
español. Esto ya se pasa de supremacismo a xenofobia, consentida por el
gobierno alemán. Pues, González,
sobre eso, ni mú. Ahora que tampoco elPresiRajoy.
No, si ya lo dijo el ministro de los Exteriores un tal Dastis, menuda vehemencia, que consideró “desafortunadas” las declaraciones
de la ministra alemana. Desde entonces está la nazi con fuerte estreñimiento –que
no hace caca, vamos-, muerta de miedo y arrepentida de todo arrepentimiento.
Menudo papelón el del gobierno de elPresiRajoy. Ya se sabe, el Gobierno ni
critica ni comenta las decisiones juridiciales, pero tampoco las hace cumplir,
como es palpable en el caso de Cataluña.
Por eso, y por segunda vez, el rey de España ha tenido que viajar a Barcelona, a apoyar la labor de los
jueces. Sí, si, otra defensa del Estado
de Derecho por parte del Monarca.
Con un par. ElPresiRajoy estaba ausente, le tocaba viaje. En este acto, de entrega
de despachos a los nuevos jueces estuvo
presente también el juez Llarena.
Significativo, sin duda.
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