Bueno, chiquitos, lo que no pudo
ser no pudo ser. ¡O es que, quizá, esperaban más! Pudo ser peor, que aún fuera
el veintiséis. El que no se consuela es porque no quiere. Si la propia Amaya lo reconocía que era un puesto de
mierda, pero que no pasaba nada. A estos dos chicos les debe gustar mucho eso
de la caca, porque siempre andan con la palabra en boca: “España de mierda”, un
“puesto de mierda”. Vale, es así de amplio su vocabulario, que sigan en ello.
Porque todavía no se han dado cuenta de que los que quedaron en el 23 lugar en Eurovisión fueron ellos, no España.
Ha sido Europa la que los ha dejado para el arrastre. No soportan los
europeos tanta ñoñería, tanta idiotez, tanto supremacismo. Pero, sobre todo y
ante todo, no aceptan la incoherencia, por no decir la traición. No entienden
los europeos que este par vayan “polmundo” chuleando por representar a un país y se “escojoncien” de él,
a la vuelta de la esquina. A estos dos pollos –ellos no saben- los han engañado
y los han utilizado los directores de la Academia
de Operación Triunfo –esos sí que
son los malos-, haciéndoles creer que eran el ombligo del mundo.
Desde la azotea a la que subieron
en muy poco tiempo no distinguían que en el suelo hay algo más que coches y
asfalto. Y se creyeron dioses en una misérrima parcela de triunfo, admiración
y, ya digo, supremacía. Ahora se les abre una nueva etapa, en la que, fuera de
los compromisos que hayan adquirido con TVE
y la productora de OT, tendrán que
caminar solos por la vida y por ese inescrutable “mundo” de la fama. De eso no
se habían enterado, por su corta edad y falta de muchas cosas, y porque tampoco
se lo habían dejado ver los de la Academia.
¡Ojalá que les vaya bonito! Sobre
todo en la vida artística; en muchos aspectos de su vida particular ya están santiguados.
La gente no olvidará fácilmente lo del regalo –de él a ella- del libro “España de mierda” y lo de él con su
nacionalismo cobarde de enorgullecerse de menos preciar la lengua de los españoles,
la oficial de España, para ensalzar
cualquier otra con tal de empequeñecer un idioma, el Español, que es la segunda lengua más hablada del mundo.
De la experiencia se aprende. O
no. Porque ya lo saben los de la teuve1,
la teuve oficial de España, que “acongojaos” estaban porque con estos dos
pollos de todo podía pasar, como que les “saltaran” con algún gesto separatista
en plena actuación televisiva en Eurovisión Para la próxima edición de OT, ya saben los mandamases lo que
tienen que hacer. O, repito, no. Y a la primera manifestación partidista
política sean capaces de expulsar –ipso facto- al concursante o concursantes
protagonistas. Pero tanto a ellos como a los que los dirigen. A buen entendedor
con pocas palabras bastan.
Porque, miren, el que parece que
no lo está entendiendo muy bien es el ministro Zoido –Zoido, otra vez Zoido-, que parece que desde su viaje en el Juan Sebastián Elcano está algo
mareadillo. Y esto no tiene que ver con el Festival. No entiende que a los
delincuentes se les combate con las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado, con los agentes necesarios y
suficientes, y que estos tienen que disponer de las “herramientas adecuadas.
Luego, actuará la Justicia.
No lo entiende, no, Zoido. Por
ello están encontrando los chorizos tanta facilidad para, además de hacer de las
suyas, saltarse todas las normas habidas y por haber, hasta el punto de que se
atreven a “asaltar” un hospital para rescatar a uno de los suyos allí detenido.
O como el sábado en Algeciras, donde
cuarenta narcos rodearon y agredieron a nueve guardias civiles; hasta el punto
de que uno de los agentes tuvo que disparar en tres ocasiones para escapar del
acoso y la paliza que estaban sufriendo. Para película de Tarantino. Pero, en
realidad. En pleno siglo XXI. En España.
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