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miércoles, 2 de mayo de 2018

Sin concesiones a los asesinos

 Los etarras, los asesinos etarras, como los golpistas en Cataluña, tratan de internacionalizar "su" conflicto ¡Puff, pura basura! A través de una carta fechada el dieciséis de abril, los asesinos comunican a los mediadores internacionales que han disuelto totalmente todas sus estructuras, que han dado por concluido" su ciclo histórico y su función, dando fin a su recorrido". Corto recorrido el que le quedaba a la banda, porque las Fuerzas de Seguridad del Estado ha terminado por completo con esas infraestructuras que dice la banda tener todavía.
Como es habitual en estos canallas, que mienten como bellacos, aseguran pedir perdón a las víctimas, pero sólo a una parte, como ya adelantaran hace días en un comunicado. Pretenden también con esta reciente misiva hacer creer a la opinión pública internacional, que la "guerra" contra el Estado ha finalizado, porque ellos, los terroristas han querido, porque son buenos. Su fin, en esta ocasión es "blanquearse". Para estos todo vale.
Sí, buenas piezas son. Ni aquí ha habido guerra alguna, ni ellos, por mucho que pretendan aparentarlo, son almas cándidas. Han sido destrozados por las Fuerzas de Seguridad del Estado, de manera legal. La policía española -en ocasiones apoyada por la francesa- ha dado al traste con una banda de asesinos, de criminales; pero una banda al fin y al cabo. De guerra, nada. Ha sido una lucha del Estado contra delincuentes.
Aunque la carta se ha dado a conocer hoy, no es más que una estratagema publicitaria, que de eso saben bastante, como los golpistas de la comunidad autónoma catalana. No supone más que un reclamo para la escenificación que harán mañana, en donde anunciarán de manera formal -pero, informal- su disolución definitiva. Porque no les queda otro remedio, porque están hundidos, porque están trasnochados. Porque no quieren reconocer su fracaso total, después de su "historia" cruenta, con más de ochocientos asesinatos.
Estos han nacido asesinos y, muy probablemente, mueran sin arrepentimiento alguno. Pese a que pidan perdón, y, ya ven, sólo a una parte de las víctimas. O sea que las demás víctimas se merecían quitárselas de en medio: asesinarlas. Nadie los cree, porque además de matones son mentirosos compulsivos. Se disuelven, ya digo, porque no les queda otro remedio. Como se deshicieron de las armas, con unos observadores internacionales a los que ellos mismos pagaron. Pero, ya ven, hace menos de una semana, se encontró un nuevo zulo armamentístico. Y aseguraban que se habían deshecho de las armas. ¡Cuántos zulos tendrán todavía por ahí!
¡Como para creerlos! No piden perdón a todas las víctimas, no han entregado todas las armas y no ayudan a esclarecer más de trescientos asesinatos. Eso sí, quieren -pretenden- igualarse al Estado como bandos, blanquear su historia y aquí no ha pasado nada. Pero, es el Estado el que impone la Ley. Y ningún Gobierno puede caer en la tentación de otorgar concesiones a los asesinos. Ninguna concesión, bajo ningún concepto, como pudiera ser acercar a los presos etarras a las prisiones vascas, y, mucho menos, ingresarlos en las cárceles de las tres provincias vascongadas, para poco a poco, a cuenta gotas al principio y descaradamente después, dejarlos en libertad. Sería muy grave.

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