Jéjé. Hay que ver el sentido del humor que se nos
gasta la vicepresidenta socialista del Gobierno.
No es de extrañar. Se tiene que tomar la existencia con alegría, porque con
tanto cargo, tanta función y tanta responsabilidad, si no fuera así, se
amargaría la existencia y daría en las teuves mala imagen, como de amargada.
Que es que además de vicepresidenta, Carmen
Calvo, es ministra de la Presidencia,
Relaciones con las Cortes e Igualdad; casi nada. Por si fuera poco, se ha convertido también en
la defensora a ultranza de elPresiSánchez
y justificadora oficial de sus actos.
Viene a ser algo así como la exVice pepera en el
gobierno de Rajoy, no la su niña,
sino laCospe, cuando tuvo que justificar
–que se las vio y se las deseó- las nóminas que laPepé seguía pagando al extesorero Bárcenas, el de “aguanta, Luis,
aguanta”. Era algo así como un “pago en diferido”. Para Carmen Calvo la asistencia
de Sánchez al Festival Internacional de Benicasim, en Castellón, fue una “agenda
cultural por la noche”. Pues, claro. ¡Cómo no se le había ocurrido pensar
eso a los críticos y destructores de tal acción! Pues, porque tienen mucha mala
leche. ¡Mira que decir que utilizó el avión oficial para trasladarse a
Castellón para una “farra” musical, cuando por el día estuvo de agenda oficial repleta
visitando el ayuntamiento de la localidad y reuniéndose, también, con el
presidente de esa comunidad autónoma, el socialista Simo Puig.
En consecuencia, el presidente Sánchez tuvo agenda institucional
todo el día y por la noche se las piró al FIB,
como “si se hubiese sentado en un teatro”, que dice laVice. Pero, no lo ven así
los peperos y Ciudadanos, que no se
creen los tiempos y les encabrona lo del uso del avión oficial para asistir al
concierto musical con la disculpa de la visita al ayuntamiento y una reunión
efímera con Simo, más cuando ambos tienen ya prevista en agenda oficial una
reunión en breves.
Nos tiene en vilo laViceCalvo,
que nos está haciendo esperar la definición que da a la “agenda” de los que se
han gastado más de quince mil euros con una tarjeta-negra en un “puti-club”
andaluz. Es que lo curioso es que esa tarjeta es de la Junta de Andalucía, la comunidad en la que “reina” la socialista Susana Díaz. Y miren ustedes por dónde
hasta el pasado mes de junio no se denunció el “agradable” gasto de una sola
noche, cuando sucedió el acontecido, pasado un tiempo considerable, nada más y
nada menos que ocho años, y allí nadie sin darse cuenta. Tampoco se dieron
cuenta los socialista de lo que sucedía con los casi mil millones de euros de
los ERE; alguno se forró –pero,
oigan, sin darse cuenta- hasta poder darse el gusto de “asá” una vaca con los
billetes que coleccionó; eso sí, sin darse cuenta.
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