Vamos a ver qué pasa, que la cosa de los golpistas
vuelve a ponerse chunga. El merluzo nazi no va a pedir su acta a los diputados
inhabilitados por el juez Llarena,
ni tampoco los va a dejar sin sueldo. Para que nos entendamos, nueva
desobediencia de los independentistas, que evolucionan de manera galopante
hacia el golpismo. Como si fuera un hombre de Estado –que es que se lo cree- el xenófobo desvela sus intenciones desde
el extranjero, y, qué curioso, se va a Escocia,
donde ha sido recibido por la primera ministra de aquel lugar; así como el que
no quiere la cosa, nuevo insulto contra España.
Aun más. Ha nombrado nuevo letrado mayor de su Parlamento a un exdiputado suyo, con lo
que ya ha buscado la manera –y la ha encontrado- de evitar los informes desfavorables
o en contra de la Ley y de la propia
Constitución, que lloverán en un
futuro. Al hombre de cromañón, como tal, le importa un bledo su futuro personal,
como ya ha reiterado en varias ocasión; tiene una edad, sus hijos viven su vida
y él no tiene nada que perder. Un verdadero camicace.
Estos suicidas son peligrosos y teniendo poder –dinero,
una policía y medios de comunicación controlados por sus afines- pueden provocar
de todo, hasta una hecatombe. Mientras tanto, elPresiSánchez, sin haber llegado agosto, está como “agostao” y no
reacciona a la traición personal que le está haciendo el “Lepen” español; además, tiene en contra –o a favor- a fray Bailón, el socialista catalán, Iceta, que está dispuesto a llevarse al
nazi no sólo a cenar y a pasaer, sino a donde haga falta. A buen entendedor con
pocas palabras basta.
Está abrumado, sobrepasado elPedroQué? en el inicio de ese diálogo de sordos con los
separatistas. Días antes del encuentro en La
Moncloa – el día de la traición a España de Sánchez- el nazi inició la resurrección del inicio de la
independencia; el Gobierno tuvo que recurrir ante el Constitucional, al estilo Rajoy. El xenófobo rompía las
relaciones con el Rey y le prohibía visitar
Cataluña, y desde La Moncloa le
replicaban que el Rey puede viajar a donde quiera, y, coño, por supuesto
cualquier español, digo yo. El juez Llarena
inhabilita a elPuchi, y con él a
otros golpistas y anuncia el separatista elQuinito
–que se coló en La Moncloa con su raído lazo amarillo- que ni les va a pedir el
acta, ni les va a quitar la paga. El Gobierno de Sánchez calla y todos, expectantes, esperamos una respuesta. El
Gobierno está obligado a ejecutar la orden de Llarena.
Las provocaciones y amenazas del nazi catalán no están
teniendo una respuesta contundente, que es lo que se espera de elPresiSánchez.
Sin embargo, desde Moncloa se sigue tratando de vender el inicio de un diálogo,
que no va más allá, de un diálogo, ya digo, de sordos, y que no es otra cosa
que un continuo agradecimiento de Sánchez por los favores recibidos por parte
de los golpistas para llegar a donde sólo era un sueño inalcanzable para él,
ocupar La Moncloa como presidente del Gobierno de España.
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